jueves, 7 de enero de 2010
Juego De Pasiones.
Jajaja recordando estos primeros fics que comparti con Annie... decidí publicarlos por aquí... hoy os traigo este oneshot sobre la luna de miel de edward y bella... espero que os guste ^^
Y siento lo de la foto jajaja pero es que me hizo mucha gracia! en cuanto encuentremos alguna mejor la cambiare... mientras dejaré esta que tanto me gusto jajaja
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- Bella, mira esto – Apunté con un dedo el horizonte, donde se podía divisar una pequeña isla. O al menos era visible para mis ojos.
Vi cómo mi pequeña fruncía el ceño y achinaba los ojos intentando vislumbrar algo más allá de la oscuridad. Poco a poco, conforme nos acercábamos, su semblante se iba relajando, supuse que al fin la había visto. ¿Le gustaría?
- ¿Dónde estamos? - preguntó con voz baja, mientras navegaba hacia la parte norte de la isla.
- Esta es la Isla Esme. – informé con una gran sonrisa. Estaba emocionado, parecía un niño el día de reyes. Pero es que no lo podía evitar, iba a pasar una luna de miel con Bella, mi Bella, la ahora señora Cullen. Por suerte pude controlar mis emociones.
El aire era bastante cálido. Había elegido este sitio para que todo saliera perfecto, ya era suficiente con que el asqueroso frío de mi piel le hiciese castañear los dientes. Ahora la calidez del ambiente amortiguaría mi helada piel.
- ¿Isla Esme? - preguntó con voz baja. ¿Estaba nerviosa? Si lo estaba era lógico, incluso yo comenzaba a ponerme nervioso.
- Un regalo de Carlisle. Esme nos la prestó.
Bella arrugó el entrecejo. Sabía que pensaba que era una locura. Claro, para ella los regalos son innecesarios, aun más una isla. Pero pronto comprendería lo útiles que son algunos regalos. Como si fuera posible, sentí un escalofrió al recordar por qué estábamos aquí.
Coloqué las maletas en el muelle y giré torpemente a causa de los nervios hacia ella, aunque pareció no percibirlos. Le sonreí y la tomé entre mis brazos.
- ¿No se supone que deberías esperar a que estemos en la puerta? - preguntó, repentinamente sin aliento, mientras bajábamos del bote.
Pero yo no podía esperar a llegar hasta la puerta para tenerla entre mis brazos. Quería tenerla allí ahora y para siempre.
Sonreí.
- No me conformo con eso.
Cogí las maletas con una mano, mientras que con la otra la cargaba contra mi pecho. La llevé así hasta la puerta, pasando por el camino de clara arena rodeada por la espesa vegetación.
El corazón de mi pequeña Bella comenzó a latir fuertemente y su respiración comenzó a ser dificultosa. La miré primero preocupado y luego divertido. Se moría del miedo. Lo más gracioso es que ni siquiera se atrevía a mirarme. Pobre Bella, su cara era del más intenso carmesí. Pero no podía preguntarle en qué pensaba por miedo a que mi voz saliese en un pitido, yo también estaba muy nervioso. Y sus frenéticos latidos no ayudaban mucho la verdad.
Coloqué las maletas en el suelo para poder abrir la puerta. Pero sentía que no podía atravesarla sin que Bella me mirase antes, necesitaba perderme en sus enormes ojos achocolatados para coger fuerzas.
Fuimos por la casa, callados y encendiendo todas las luces a nuestro alrededor. Noté cómo el pulso de Bella se disparaba, bañándome con su deliciosa esencia. Me detuve y encendí la última luz, la de nuestro dormitorio, donde ella y yo culminaríamos nuestro amor.
Si pudiera, mis manos sudarían y mi corazón se desquiciaría galopando frenéticamente. Ahora estaba igual o más nervioso y muerto de miedo que ella. De repente la presencia de la cama se me hizo muy notable.
La puse en pie junto a mí.
- Yo… iré por las maletas – conseguí decir sin que mi voz temblara demasiado.
Salí escopetado hacia las maletas, me paré un momento para coger aire y tranquilizarme. Aunque no necesitase el aire, venía bien para calmar los nervios. Cuando hube recuperado parte de mi compostura volví a ella rápidamente. No quería estar lejos de mi esposa ni por un segundo. Esposa, me encantaba cómo sonaba.
Cuando llegué me encontré con una Bella acalorada. Una gota de sudor recorría su nuca. Quizás el ambiente era demasiado cálido para ella, pero yo la refrescaría. Rápidamente le quité la gota con un dedo.
- Está un poco caluroso aquí – me disculpé. - Pensé… que sería mejor.
- Definitivamente - murmuró por lo bajo y no pude evitar reír nerviosamente ante su nerviosismo.
- Traté de pensar en todo lo que pudiera hacer esto…. más fácil. – admití.
Ella tragó saliva ruidosamente, lo que no me ayudó. Verla así de tentadora y dulcemente nerviosa, me ponía a mí el doble de nervioso. El miedo y la excitación se mezclaban en mí.
¿Cómo se supone qué iba a hacer esto? ¡No tenía ni idea! Por supuesto pregunté mucho del tema a mis hermanos, pero me daba tal vergüenza hablar del tema con ellos que apenas recogí información.
Las manos me temblaban y las intenté esconder de ella.
- Me preguntaba - dije lentamente viendo cómo el sudor volvía a su nuca, - si… primero… tal vez quisieras nadar en la oscuridad conmigo - Tomé una bocanada de aire para poder hablar mejor. - El agua estará caliente. Esta es la clase de playa que te gusta. – Expliqué.
- Suena bien -. Dijo con voz quebrada.
- Estoy seguro que querrás un minuto o dos para ser humana… Fue un largo viaje. – le propuse, pero realmente lo que quería era poder ir yo primero para poder tranquilizarme un poco. Sus nervios me estaban desquiciando por completo.
Asintió temblosamente, como si el movimiento le costase mucho esfuerzo.
Con mis labios acaricié su frágil garganta, bajo su oído. Al sentir el flujo de su sangre golpeando fuertemente reí nerviosamente de nuevo.
- No tardes demasiado, Sra. Cullen. – Me encantaba cómo sonaba.
Bella saltó un poco al oírlo y reprimí una sonrisa. Recorrí su cuello con mis labios hasta la punta de su cuello.
- Te esperaré en el agua. – tuve que obligarme a separarme de ella.
Pasé frente a ella dirigiéndome a la puerta francesa que conducía a la playa. Me desprendí de la camisa por el camino, tirándola por alguna parte de la habitación y salí a la cálida noche.
Me paré un momento pensando qué hacer. ¿La espero fuera o dentro del agua? Mejor dentro del agua…
Me terminé de desnudar, colgando mis prendas en una palmera cerca de la orilla. Lentamente fui introduciéndome en las cristalinas aguas. Observé cómo los peces huían de mí, nadando a toda velocidad en dirección contraria. Las olas golpeaban contra mi piel, relajándome poco a poco. Cuando el agua me llegaba por la cintura me detuve y miré hacia la casa.
Podía escuchar a Bella en el baño, humedeciendo su piel. Podía oír el sonido del agua golpeando en el fregadero, interrumpido a veces por sus manos.
Tras unos minutos oí la ducha. Solo Bella se ducharía antes de meterse en el agua del mar. Sonreí para mí mismo, comenzaba a comprender perfectamente cada detalle de mi esposa y eso me enorgullecía. Nunca antes sentí la necesidad de comprender cada actuar de las personas, sólo necesitaba echar una ojeada en su cabeza para comprenderlo. Pero con Bella era diferente y eso en ocasiones me frustraba.
Las gotas de agua comenzaron a golpear el cuerpo de Bella y me tensé rápidamente. Bella estaba desnuda a pocos pasos, y pronto lo estaría frente a mí. Sentí como una bola se atascaba en mi garganta, tragué fuertemente intentando deshacer el nudo.
Después de unos minutos, el agua dejó de caer. Bella había terminado su ducha. Aun así tardaba en llegar, ¿qué demonios estaba haciendo? Cada minuto que tardaba mis nervios iban en aumento.
Al fin pude escuchar los pasos de Bella acercándose a la playa. Me giré rápidamente y me quedé contemplando la luna, mientras esperaba a que llegase. Quería darle su tiempo.
Apoyé la palma de mis manos en el agua, dejándolas descansar allí. No sabía que otra cosa hacer con ellas.
Oí sus pasos de acercarse al agua, cómo las pequeñas olas rompían en su piel. Estuve tentado de girarme y mirar, pero sabía que ella lo prefería así. Cuando me alcanzó y se quedó a mi lado observando la luna, posó su mano sobre la mía y dijo:
- Hermosa.
- Está bien. – contesté, ahora más calmado.
Volteé lentamente para encontrar su mirada; pequeñas olas se formaron al moverme y chocaron contra su nívea piel. Sus ojos, tan cálidos, tan profundos, me hizo perderme en ellos. Pero no por ello fui incapaz de percatarme de que Bella estaba desnuda, mostrándome sus pechos en ese momento. Repentinamente todo estaba en llamas, el deseo se apoderó de mí. Cogí su mano con la mía, hundiéndolas bajo el agua.
- Pero yo no usaría la palabra hermosa - continué. - No comparándola contigo.
Sonrió dulcemente y levantó su mano libre para colocarla en mi pecho, donde se encontraba mi muerto corazón. Un corazón muerto que ahora vivía por ella. Me estremecí ante su contacto y comencé a respirar con dificultad, a pesar de que no necesitaba respirar.
- Te prometí que lo intentaríamos – susurré muerto de miedo. - Si… si hago algo malo, si te lastimo, debes decírmelo inmediatamente.
Afirmó solemnemente, mirándome con esos ojos suyos que tanto amaba. Se acercó un paso más y recostó su cabeza en mi pecho.
- No tengas miedo - murmuró. - Nos pertenecemos.
Y era cierto, ahora ella me pertenecía tanto como yo a ella, en cuerpo y alma. Y ahora debíamos compartir nuestro cuerpo en un acto de puro amor.
- Para siempre - coincidí, y entonces nos hundimos gentilmente en la profundidad del agua.
…
Bella: Edward, ¿Como podía ser tan hermoso? Mi pulso aumentó a mil en cuanto pude apenas vislumbrar su cuerpo desnudo desde la oscuridad, pero no me duró mucho. En seguida me lancé a sus labios en un abrazo que le habría roto el cuello a un humano normal. Una de las ventajas de un novio, perdón, esposo vampiros era justo esa. Un excelente besador que jamás se le acaba el aliento.
Su beso fue tan dulce, como la miel que veía en sus ojos. Sus labios se movían con cuidado sobre los míos, y a ratos introducían aire a mis pulmones.
…
Edward: Bella comenzó a jadear en mi boca. Era gracioso ver las reacciones que un simple beso mío le causaba. Lo malo es que en el agua eso no era muy bueno que digamos. La agarré de la cintura y la cogí en brazos, ella enredó sus frágiles piernas en mi cintura. Despacio, la saqué del agua. Besándola aun en los labios y estrechándola contra mi pecho, con cuidado de no dañarla. El tacto de sus pechos en el mío me producía toda clase de sensaciones, la deseaba desde el primer momento y ahora por fin podría dejarme llevar.
…
Bella: No sé por qué los versos de "Im yours" empezaron a sonar nebulosos en mi cabeza mientras Edward me sacaba en brazos del agua.
Tener ahí, su cuerpo, en esa isla. Sin vampiros insomnes a nuestro al rededor. Esto definitivamente era la gloria. Estar al fin juntos, solos, amándonos.
No sabía bien a donde me llevaba, pero sinceramente no me importaba. Lo que si no comprendía era que como rayos no chocaba con nada mientras iba besándome. En fin, ese era otro de los misterios que ofrecía Edward.
Cuidadosamente me dejó caer sobre la enorme cama blanca, mientras recorría la línea de mi mandíbula con sus labios gélidos. No tarde en empezar a hiperventilar, mientras mi corazón latía como loco, y a su vez, Edward reía nerviosamente contra la parte de atrás de mi oreja, muy complacido...
...
Edward: Ahí estaba, el loco golpeteo de su corazón. Bella ya hiperventilaba y sólo le estaba besando. ¿Qué le ocurriría si le tocase? Sonriendo y perdiendome en sus preciosos ojos, acaricié su cuerpo lenta y suavemente, con mucho cuidado de no lastimar su fina piel.
…
Bella: Solté un jadeo frenético apretando los labios. Ese hombre tan frío seguramente me estaba jugando una broma. Y aparente mente así era. Su risita musical lo delató:
- Me alegra que te estés divirtiendo - le solté patéticamente entre jadeos, mientras sus manos seguían descubriendo mi piel.
…
Edward: Y desde luego que me estaba divirtiendo, viendo cómo cada poro de su piel tomaba vida, erizándose cada bello. Le soplé una ráfaga de mi gélido aliento en el cuello, bajo su oreja, estremeciéndola y le susurré al oído:
- ¿Es que acaso tú no te estás divirtiendo?
…
Bella: - N...no sé, si divertido sea la palabra – musité.
…
Edward: Sonreí ante esas palabras, podía ver lo excitada que estaba. Comencé a besar todo su cuerpo, empezando por su cuello, deteniéndome allí unos instante inhalando su embriagador aroma, bajando por su hombro, su clavícula, su pecho... ¡Oh, y cómo gimió cuando llegué a él! mis labios comenzaron a temblar conforme bajaba por su torso... Me detuve en su ombligo y volví a sus labios besándola dulce, pero apasionadamente. Era tan preciosa, tan magnífica, tan cálida, tan suave, tan exquisita...
- Te amo - susurré en sus labios.
…
Bella: Mi corazón de pronto se volvió como el de un colibrí mientras sus besos bajaban por mi cuerpo, hasta mi ombligo, y luego subía otra vez hasta mis labios. Tenía miedo de que Edward escuchara mis latidos, aunque seguramente lo hacía, y se detuviera por miedo a que me dé un paro. Pero en cambió siguió sonriendo complacido, mientras susurraba en mis labios:
- Te amo.
- También yo señor Cullen - sonreí nerviosamente mientras él soltaba una pequeña carcajada que podría haber pasado por el murmullo de un ave matutina.
Mi cuerpo, todo ese tiempo permaneció estático hasta que mis manos empezaron a descubrir su enorme y bien tornada espalda... apreciando cada musculo con solo la punta de los dedos.
…
Edward: Me estremecí al notar las manos de Bella en mi espalda, masajeando, acariciando... De pronto sentí como si el aire me faltara, mi respiración se hizo dificultosa y ahora era yo quien jadeaba de placer.
…
Bella: - ¿Divertido no, señor Cullen?- susurré entre risitas.
…
Edward: - no sabes cuánto - susurré entre jadeos con una sonrisa amarga.
Ahora me vengaría de ella, se iba a enterar. Sonreír maliciosamente mientras bajaba mis manos por sus muslos y las acercaba a su intimidad, pero sin tocarla. Comencé a acariciar y masajear por ahí mientras Bella se retorcía, reía y gemía levemente, todo a la vez.
…
Bella: Maldito seas Edward, sus manos heladas rozándome, mientras me devoraba en el más literal de los sentidos.
Pero no era justo, ¿él podía jugar conmigo a su antojo y yo solo debía sucumbir ante sus encantos?
Claro que no. Desenterré mis dedos de su espalda y empecé a bajarlos por su abdomen, trazando cada uno de los músculos hasta su notable erección.
Tomé su miembro entre mis manos y le di un suave apretón mientras el contenía un gruñido desde lo más hondo de su garganta.
Ambos parecíamos unos niños jugando a ver "¿Quién da más?"
…
Edward: ¡Diablos Bella! Sin duda quería matarme. Sus delicadas y suaves manos se deslizaron hasta mi miembro, dándole un ligero apretón que me hizo estremecer y viajar hasta el mismísimo cielo en unos segundos. Contuve un gruñido y la miré con más deseo que nunca. Se estaba divirtiendo de lo lindo viéndome así. Pero yo no perdería este juego. Suavemente acaricié su intimidad, introduciéndome. Bella dio un grito y agarró con una mano mi cabello, tirando de él. Sonreí victorioso y volví a besarla, con cuidado, siempre con cuidado de no dañarla.
Estaba haciendo un enorme esfuerzo por no estrujarla ahí mismo entre mis brazos...
…
Bella: - ¡Edward!!!!! – grité y mis manos apretaron su miembro con demasiada fuerza.
…
Edward: Bella grito despertando el monstruo dormido en mi interior. Me puse frenético con sus gritos, quería más de ellos. Mi pequeña y delicada esposa agarró mi miembro queriéndolo destrozar por lo visto. Suerte que tuviera la piel dura como el acero...
- ¿Es que acaso quieres dejarme inútil para este momento? - pregunté divertido.
Retiré mis dedos de su interior y me los llevé a la boca, saboreando ese dulce manjar digno de dioses.
En el instante me arrepentí de aquello... la garganta comenzó a flamear, mi autocontrol se venía a pique... agarré fuertemente las caderas de Bella y comencé a penetrarla queriendo desviar mi atención de su olor y sabor.
…
Bella: Hay dios mío, Edward era tan bueno en esto. Sus embestidas eran tan fuertes, tan profundas. Me sentí morir en cuanto sentí el frío en mi interior, delicioso y placentero.
- ¡Oh...Edward!!!!!! - grité. Sus manos se convirtieron en presas en mis brazos mientras nos fundíamos en uno.
Mi mente se llenó de imágenes difusas que se convertían en vapor a medida que Edward entraba en mi cuerpo con tanta pasión, que me costaba creer que fuera cierto. Edward se había estado guardando todo esto.
En cuanto pude abrir los ojos, no había notado que los tenía fuertemente cerrados, ahí estaba mi flamante esposo vampiro, muerto de deseo. Mientras jadeaba desesperado, en sus ojos flameaba el más profundo deseo, y la sed de mí... Acercó su boca a la mía, mordiendo mi labio, lamiendo la línea de mi mandíbula hasta mi cuello.
…
Edward: Estaba desquiciado, no sabía bien lo que hacía. Me decía una y otra vez que me calmase, por el bien de Bella. De vez en cuando lo conseguía, pero ella gemía y yo me volvía a desmoronar. Bella gritaba una y otra vez que la abrazase con más fuerza. Comenzó enredar sus piernas con las mías intentando fundir su cuerpo con el mío, le di lo que quería, siempre lo haría. La abracé con fuerza sintiendo su cuerpo arder. A medida que sus gritos se acentuaban y su respiración se aceleraba, yo iba poniéndome más frenético, la besaba con más desesperación, mordiendo sus jugosos y dulces labios. No sé en qué momento fue que comenzó a sangrar por su intimidad...
Eso fue la gota que colmó el vaso. Mi sed quemaba en mi garganta como mil llamas. Alcancé las almohadas y las desgarré reprimiendo mis instintos. Gracias a dios que no fue el cuello de mi Bella.
Bella dejó caer la cabeza en la cama exhausta, ¿no se había percatado de nada? Me tumbé a su lado observando cómo recuperaba la respiración y se quedaba dormida recostada en mi pecho.
Los labios de Bella estaban hinchados y ensangrentados. El miserable monstruo que era le había hecho eso. Todo su cuerpo fue tornándose en un purpura que hacía que me odiase. ¿Cómo pude haberle hecho eso a mi Bella, mi único amor? ¿Por qué tenía que ser endemoniadamente duro? Anhelaba ahora más que nunca la suavidad de un humano... Me juré a mi mismo no volver a tocarla mientras siguiese siendo humana, por su bien.
Pero lo que nunca podré negar, es que fue la mejor experiencia de mi vida, o mejor dicho existencia. Nunca había disfrutado tanto como en ese momento...
Publicado por Sarytah en 14:55 0 comentarios
miércoles, 6 de enero de 2010
Mis Regalitos de Navidad!!
Publicado por Sarytah en 1:37 0 comentarios
lunes, 4 de enero de 2010
Seduciendo Al Enemigo ~ Capitulo 4
Woo!!!!! que largo se hizo el capi!!
jejeje ok, quería agradecer a María por ser tan buena al leer y ser tan fiel. Te querémos muchisimo Mar!!!!Este va dedicado para ti y por desgracia tuve que sensurar la proxima parte pero era un comunicado a las chikas que nos sacan de quisio a mi y a Sara con su hipocresía, jejej (¬¬)
Ok ya fue, creo que Sara va a matarme si lee esto. JAJJAJA me gustan las emociones fuertes.
Ok, ya me voy.
Disfruten del capi chikas!!!
Y ah!!! por cierto, gracias katy!!!! sin tu ayuda no habría podido aprender a cerrar mi bocota!!!
jejejej, gracias por señalarme mi error
un besote!!!
Bye Bye
Ok, luego de muchas idas y vueltas pude publicar
jaja
un besote
We love you!!!
Publicado por Anniee!!! en 19:52 0 comentarios
domingo, 3 de enero de 2010
Seduciendo Al Enemigo ~ Capitulo 3
Los días pasaron demasiado rápido y mi relación con la profesora Mallory no había progresado...
¿Cómo iba a vivir tranquilo si mi imprimación no me quería ni a 10 kilómetros de distancia?
Ahora no solo me veía como un mocoso estúpido, si no que también como un acosador sexual en potencia, y se había encargado personalmente de que todos los profesores lo supieran. Aunque claro, no todos compartían su opinión. Nunca fui un chico antipático, y la mayoría de los profesores me consideraban una persona simpática y agradable. Por lo que veían a Lauren como una mentirosa sin vida sexual. Y solo por eso quería matar a los profesores. ¿Cómo se atrevían a hablar de ella así?
Lastima que no pudiera golpearlos.
- Seth, date prisa. Llegaremos tarde a la clase de español. - Jacob me tomó por la manga de mi chaqueta y me sacó a rastras del lugar.
- ¡Ah, Jacob! - suspiré teatralmente desplomándome en la silla del pupitre. - ¿Por qué no podré tener tu físico? ¡Yo también quiero aparentar ser un vejestorio de veintiséis años para que la profesora Mallory no me vea como un mocoso! Aunque de todos modos estoy seguro que no hay manera que me vea como un mocoso realmente.
- La próxima vez imprímate de una persona menos cortante, chico. - le dediqué una mirada envenenada y me enfurruñé en el pupitre, mientras la profesora ingresaba en el salón con una ruborizada chica.
Ella era de tez morena, pelo castaño, y tenía la mirada fija en el piso avergonzada.
- Bien chicos, os presento a la señorita Mandy Carter.
La muchacha no quería mirar a nadie y parecía que el piso de baldosas estaba muy interesante. Sonreí a mis anchas y amablemente le indiqué que se sentara junto a mí.
No me atraía en lo más mínimo, solo quería ser amable con la pobre chica, de lo contrario acabaría convirtiéndose en el blanco de todas las burlas.
Apenas me miró mientras se sentaba en el pupitre contiguo al mío y depositaba su mochila sobre este.
- ¡Hola! - anuncié animadamente. - Soy Seth Clearwater, pero puedes llamarme Seth. - ella apenas volteó para mirarme y su rostro ya no era moreno si no del más intenso color carmesí. - No temas, solo quiero ser amable. Si lo prefieres, mantendré mi bocaza cerrada.
Fijé la vista en la pizarra, ya que la profesora había llamado a salir a Jacob otra vez. ¡Maldito afortunado! La profesora no paraba de observarlo con lujuria. Lo que pagaría yo para que Lauren me mirara de esa manera. Juro que por ella me estudiaría todo un atlas de Geografía y saldría voluntario a la pizarra todas las clases siguientes que nos quedaran.
Entonces pude oír como Mandy arrancaba un papel de su cuaderno, y con una pluma escribía algo para luego tendérmelo. Fingí estar súper concentrado en la traducción, sorprendiéndome cuando me paso el papel escrito con una letra pequeñísima y temblorosa.
<< Hola, soy Mandy Carter, pero eso tal vez ya lo sabías >>
Tomé el papel y rápidamente le respondí.
<< Es un placer Mandy, yo soy Seth >>
Y se lo tendí antes de que la profesora se volteara hacia la clase de mala gana, pues Jacob ya había terminado de traducir. Pude ver en los ojos de ella lo mucho que deseaba encadenarlo al escritorio y cumplir las fantasías sexuales que seguramente estaría surcando su mente.
¡Oh, Dios! ¿Cuánto costará hacer que Lauren me mirara así?
La hora finalizó dando comienzo a la hora del almuerzo. Al fin, un respiro. Me senté en una mesa con los chicos y Nessie, como hacíamos todos los días.
Al alzar la mirada con la esperanza de ver pasar a la profesora Mallory, vi a Mandy parada con la bandeja de la comida en las manos, mirando indecisa las mesas.
Le silbé para captar su atención y le señalé con el dedo nuestra mesa. Seguro que Nessie y ella se hacían grandes amigas, o esa era mi intención. Ambas eran ahora las recluidas sociales del instituto, si no fuera por nosotros claro.
- ¡Hey! Mandy- le hice un gesto con la mano para que se sentara y luego miré a los chicos que me observaban confundidos, excepto Nessie que me sonreía – Chicos dejad que se siente con nosotros.
Como bien lo había intuido, las chicas comenzaron a hablar y no pararon hasta el final de la hora del almuerzo.
A Jacob no le hizo mucha gracia, ya que Nessie en lugar de estar babeándole la boca estaba conversando felizmente con Mandy. Pero que se joda, por baboso.
La siguiente hora era una de mis dos asignaturas preferidas, Geografía.
Mandy me siguió como uno de esos perritos golpeados de la calle a los que les dan una patada y tu vas y le haces una caricia, y luego te siguen a todos lados:
- Entonces tienes… ¿Cuántos? ¿Dieciséis? ¿Diecisiete?
- Diecisiete - respondió con la cabeza gacha, yo suspiré y seguí tratando de sacarle más de dos palabras.
- ¿Vienes de Seattle? Genial.
- Si.
- ¿No hablas mucho, verdad?
Entramos a clase. Sexy Lauren estaba borrando la pizarra para poner sobre ella un mapamundi. Los chicos se sentaron rápidamente en los asientos más alejados, pero yo quería estar cerca de Lauren. Así que me senté en el pupitre que estaba justo frente a su mesa. Mandy no tardó en sentarse junto a mí.
Ese día íbamos a estudiar los montes, tema que se me daba bien. Pensé que quizás podría impresionarla saliendo a la pizarra hoy y a lo mejor así dejaría de verme como un niño tonto e insufrible que la acosa.
- ¿Ok? Bien, ¿quién quiere pasar y señalarme las principales montañas del estado de Washington?
"Yo le señalaría lo que quiera" pensé. Reprimí una sonrisa y levanté la mano:
- Yo quiero pasar profesora.
Desde la parte de atrás escuche a Jacob y a Quil bromear entre ellos en voz baja para que los otros chicos del salón no los oyeran "Uh!! Se le va a echar encima y se la va a tirar enfrente de todo el salón" "Hey Seth!! Señálale donde tiene los senos jajajaja" Hice caso omiso a sus estupideces y me incorporé pasando frente al pizarrón, mientras Lauren me observaba con una sonrisita burlona. Seguramente pensaba que yo no sabía absolutamente nada sobre el tema.
En unos pocos de segundo le señalé con tiza los principales montes, ni siquiera tuve que pensármelo mucho. Había correteado por todos ellos cientos de veces, desde que a Jacob y a Sam se les ocurrió la genial idea de expandir nuestra zona de vigilancia.
Lauren me miró incrédula, carraspeó la garganta y se acercó a mí quitándome la tiza de las manos.
- Perfecto, gracias srto. Clearwater, puede volver a su asiento.
- Puedes llamarme Seth. Lo de srto. Clearwater me suena extraño. El resto de profesores no se andan con tanta formalidad, en serio.
Le sonreí y volví a mi asiento. Una vez allí me golpeé mentalmente. La había impresionado sí, pero solo estuve a su lado unos segundos. Al menos podría haberme demorado unos minutos.
Mientras me sentaba ella soltó entre diente un "Sí, claro."
Tras la explicación me soltó una sarta de preguntas sobre el relieve de la zona, a las cuales respondí todas de forma impecable. Un gesto que le agrado a Lauren.
Al final de la clase se puso a repartir unas fotocopias acerca del relieve y la hidrografía de Washington, pero cuando me entregó mi hoja me dijo en un tono perfectamente audible para todos en el salón:
- Por favor Srto. Clearwater, necesito que se quede después de que termine la clase. Tengo que tratar un par de asuntos con usted.
Yo asentí tomándole la hoja, mientras me perdía en sus profundos ojos verdes.
Los chicos no paraban de soltar risitas y frases como "Oh, sí. Ahora pasaran de la Geografía a la anatomía humana con una clase práctica." Qué más quisiera yo.
Finalmente la clase acabó y muy nervio me quedé sentado en mi pupitre mientras todos salían, estaba seguro que no había hecho nada "indecente" esta vez. Ni un roce, ni una mala mirada, nada.
Mandy me dirigió una mirada triste y preocupada. Pero le iría bien en la siguiente clase, tenía Biología con Nessie.
Lauren salió del aula, pero volvió a los pocos minutos con una taza de té en una mano y en la otra un mophin de chocolate.
- ¿Le molesta que coma aquí? No tuve tiempo de desayunar.
- N... no, claro. - balbuceé torpemente.
Mientras la observaba absorto morder el pequeño panque, apretándolo con sus labios carnosos y rojizos, ella se sentó en su escritorio y me izo un gesto con la mano para que me sentara en la silla frente a ella. Con el paso vacilante hice lo que me pedía, y ella me tendió el panqué con gesto amable mientras unas migajas color oscuro jugueteaban en sus labios. Reprimí mi deseo por limpiárselas con la lengua.
- ¿Le apetece un poco?
- ¿Cómo dice? - pregunté incrédulo, ¿me estaba preguntando realmente q si quería probar de su desayuno? ¿A q se debía este repentino cambio de humor?
- ¿Quiere un poco de mi mophin? Es de mala educación comer en frente de alguien y no convidarle.
- No... no, coma tranquila. No hay problema. - le aseguré amablemente. - Esto… ¿Qué sucede profesora? ¿Para qué me necesita aquí? - pregunté nervioso, no sabía qué pasaba.
- Mire Srto. Clearwater - anunció recuperando su tono formal, digno de una profesora - Esta actitud que usted tiene conmigo, sea cual sea el motivo, debe parar. No quiero que lo expulsen. Usted es un chico muy inteligente y no quiero más problemas con usted, ¿le queda claro?
- Sí, claro. Pero no entiendo a qué actitud se refiere. Yo solo la observo, le sonrió y a veces me tomo la libertad de acariciarle las manos. Pero es que las tienes muy savitas y solo pretendo agradarle. - dije seriamente.
No quería joderla ahora con mi imprimación. Tenía que conseguir ganarme su confianza.
- ¡Esa actitud! No puede tratar a sus profesores de esa manera. No soy ni su amiga ni mucho menos su novia, así que le ruego que desista. - me ordenó recuperando su tono severo.
- Mire profesora, yo entiendo que solo sea un alumno más en este instituto para usted. ¿Pero podría intentar ver más allá de mi edad y mi condición como estudiante y ver el hombre y la persona que hay en mí? Yo tan solo pido una oportunidad para acercarme a ti. - comencé a tutearle sin darme cuenta siquiera, aunque a ella no pareció darle importancia o al menos no se dio cuenta de ello.
- ¿Com...como dices? - preguntó dubitativa.
Bajé la mirada avergonzado, probablemente se había ofendido. Pero entonces ella posó su mano sobre la mía y levante la vista, esperanzado.
Pareció debatirse interiormente, mirándome con aquellos preciosos ojos verdes.
- Está bien, te daré la oportunidad. Intentaré no ser tan dura contigo, pero no te pases ni un pelo conmigo. No soy tonta, Seth. - creí que el corazón se me iba a salir del pecho al escucharla llamándome por mi nombre. ¡Y me había concedido la oportunidad de acercarme a ella! - Ahora si no te importa, tengo mejores cosas que hacer que estar aquí perdiendo el tiempo contigo.
Y ahí estaba otra vez los latigazos del mal humor de sexy Lauren. Bueno al menos había hecho un progreso en nuestra relación, había conseguido que nos tuteáramos.
Tras decir aquello ella recogió sus cosas y se marchó dejándome a solas.
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