jueves, 11 de febrero de 2010

Mil Disculpas !!

HOLAAAAAA!!

Cuanto tiempo verdad? LO SIENTO! de verdad que lo siento mucho.... Pero no tenia internet... y antes de quedarme sin internet me fue imposible contactar con Annie... NO SE DONDE SE METE ESA LOCA! si estas leyendo esto Annira... TE AMOOOOO jajajaj ^^

Bueno chicas de verdad que lo lamento... no me odien... y a Annie tampoco... :( LAS QUIERO!!

martes, 2 de febrero de 2010

Tentando Al Destino.

Annie: Las manecillas del maldito reloj de la sala se volvieron sanguijuelas negras, gordas y babosas que absorbían con fervor mi alegría relativamente escasa.


En casa no había suficientes labores para mantener mi cabeza ocupada. Los libros estaban desgastados de todas las veces que los había leído, los pisos brillaban, los platos estaban limpios y guardados, y las especias ordenadas por color y lugar en el alfabeto.

...

Jacob: Mis días eran oscuros, vacíos, sin sentido. Mi gran amor se había casado y ahora vivía felizmente con su marido en alguna parte del mundo, seguramente transformada ya en vampiro. Mis manos se cerraron en puños ante ese pensamiento. Sin duda ya no sería mi Bella. Me encontraba corriendo por el bosque sin rumbo fijo, solo. ¿Quién podría curarme esta herida que Bella abrió en mi pecho? ¿Alguna vez volveré a amar?

...

Annie: - ¡AHHHHHHHHH!

- ¿Qué pasa?- inquirió Seth.

- No lo soporto más. Me voy a dar un paseo - ni siquiera me molesté en esperar a que me respondiera si estaba de acuerdo. Me encaminé por los bosques de la Push, con mi siempre fiel mochila de V. K a mi espalda, ocupada por mi libro preferido "La ciudad de las bestias". Una fabula escrita por Isabel Allende que conocía de cavo a rabo. Me senté en un tronco viejo a leer por 18ª vez el libro gastado. Me hundí profundamente en los confines de las amazonas junto con Alex Cold y Nadia Santos hasta que... unos bufidos aterradores sonaron estridentes a mi espalda.

...

Jacob: Corría y corría cuando la vi. Era hermosísima. Paseaba distraídamente por el bosque leyendo algo. Me quedé observándola. Ella seguía caminando despreocupadamente sin mirar siquiera que pisaba, lo increíble era que no tropezaba con nada. Se veía como una ninfa ahí en medio de la maleza con aquel encanto que la envolvía. Algo llamó mi atención, dos asquerosas sanguijuelas se acercaban a ella.

...

Annie: De repente frente a mí se aparecieron 2 vampiros de ojos negros sedientos. No quise verme como la torpe niña que llama a gritos a su amigo lobo pero si no lo hacía me matarían.

- ¡Seth!!!! - grite y salí corriendo.

Mientras tanto en casa de Seth:

-¿Cariño, estás seguro de que podemos hacerlo aquí? - susurró contra mi oído.

- Annie no se enfadará - subí la música de volumen y cerré las puertas para que Annie no molestara, hasta le deje un nota "Estoy con una chica, por favor vete".

Mientras tanto Annie:

Uno de los vampiros, el rubio, me tomó del cuello y me estampó contra un árbol.

- Hueles deliciosamente bien ricura - susurró contra el lóbulo de mi oreja.

...

Jacob: Vi a aquella pequeña chiquilla percatarse de la presencia de los vampiros y llamar en auxilio a alguien. Pero nadie fue a su rescate. Uno de los chupasangres se adelantó y la agarró del cuello, empujándola contra el árbol más cercano con fuerza. No esperé más, salí disparado en su ayuda. Justo en el momento en que el segundo vampiro se disponía a acercarse para servirse de su muñeca, me lancé contra los dos y los aparté de ella. Los vampiros volaron 6 metros de la chica, cayendo sobre sus pies como gatos. Me ponían de los nervios. Miré por un momento a la muchacha que acababa de salvar para comprobar que no había sido mordida. Estaba bien.

...

Annie: ¿Otro lobo? ¡¡Creí que no había más lobos en la Push luego del ataque de ese clan de vampiros!! De todas formas si ese lobo me había salvado debía pertenecer a alguna manada.

Pero tenía mucho miedo como para quedarme a cerciorarme si era de alguna manada sobreviviente. Corrí con todas mis fuerzas dejando a mis espaldas mi mochila y libros, pero no llegue muy lejos, a unos metros de mí había un árbol, que no vi porque voltee para ver si me seguían. Me sangraba la nariz y eso me dio mala espina, si los vampiros estaban vivos vendrían tras de mí, pero también estaba dejando al pobre chico solo.

No tenía tiempo, me subí al árbol y me corté varias veces mientras lo hacía. Me senté en una rama muy alta tratando de divisar a mi salvador y a los chupasangres pero no vi nada, ni oí nada. Solo el gorgoteo del lago a mis espaldas. Pero de pronto, en menos de un segundo, aparecieron ante mí el vampiro de pelo negro luchando contra el enorme lobo cobrizo, increíble, pero era aun más grande que Seth. El vampiro trató de sorprender al lobo por la espalda pero él era más rápido que la sanguijuela, y le mordió el brazo, arrancándoselo de un tirón, lo que produjo un estridente chirrido metálico. El vampiro salió corriendo, el lobo no logró alcanzarlo. Y no me di cuenta hasta que la rama empezó a moverse que... estaba temblando de miedo. El lobo me miró fijamente y yo a él. Era muy grande, pero de pronto el vampiro de pelo negro apareció por detrás y pasaron 2 cosas: 1ª le grité muy fuerte al lobo:

- ¡¡Cuidado!!

Y 2ª mi miedo descontrolado acabó por vencer la resistencia de la rama que se rompió a mis pies y caí de espaldas al agua de deshielo.

...

Jacob: Rápidamente acabé con la sanguijuela de pelo rubio, no me tardó ni dos segundos. Pero el de pelo negro era otra cosa. Era endemoniadamente rápido. Olí a sangre, temí que la chica se hubiese lastimado, había salido corriendo debido al miedo. Y no era de extrañarse, ¡había visto a dos vampiros y un enorme lobo! Me centré en el vampiro, lo primordial era salvarla del peligro completamente y luego ver cómo se encontraba. Logré alcanzar el brazo de aquella asquerosa criatura, y con gran repugnancia lo mordí y arranqué de cuajo. El chupasangre se me volvió a escapar, ¡que escurridizo! Me paré en seco al oír el crujido de una rama a mi lado. La chica estaba subida a ella temblando de miedo. Aun así se veía hermosísima. La cara de la chica pasó del miedo al terror puro y gritó: ¡cuidado!! Un segundo después la rama en la que estaba apoyada se rompió y cayó hacía las congeladas aguas. No me lo pensé dos veces, salté a por ella, llevándome un buen arañazo de la asquerosa criatura que alcanzó mi pata trasera.

...

Annie: El agua estaba helada. Se sentía como si me clavaran puñales en todo el cuerpo. Por instinto empecé a nadar hacia la superficie pero jamás llegaba.

Algo aun más frío que el agua tiró de mí, hacía abajo, cuando mire era el mismo vampiro de pelo negro. Tomé valor, yo era fuerte y ya había tratado con vampiros antes, le propine a la sanguijuela una buena patada en las sienes pero no que izo fue enfurecerse más, y tiro con más fuerza.

Lo golpee de nuevo pero nada pasaba, el vampiro seguía sosteniéndome. Ya empezaban a dolerme los pulmones por la falta de aire, razón más de sobra para tratar de liberarme, pero el maldito engendro se regodeaba feliz mientras me veía luchar inútilmente. De pronto en los ojos del maldito animal relució el miedo y salió disparado en dirección contraria. Pero ya no tenía fuerzas para seguir luchando. Ya poco a poco empezaba a sumirme en la inconsciencia. No sabía si estaba viva o muerta, pero ya no podía distinguir nada...

...

Jacob: La asquerosa sanguijuela fue capaz de llevarme la delantera y saltó al agua incluso antes que yo. En ese terreno tenía aun menos ventaja, eran extremadamente rápidas en ella. Nadé con todas mis fuerzas hasta que por fin logré divisar aquel asqueroso vampiro tirando de la chica hacia las profundidades. Lo golpee lejos de ella y en un rápido movimiento acabé con el maldito vampiro. Me giré inmediatamente hacia la chica y la saqué de allí. Para ello me trasformé en mi forma humana y en un ágil movimiento me puse mis Jean que llevaba atados a la pierna. Una vez a salvo la chica (ya respiraba, pero aun no abría los ojos), volví a saltar al agua y saqué los trozos del vampiro para añadirlos a una hoguera que pendí. Me acerqué a la chica preocupado, aun no abría los ojos.

...

Annie: ¿Qué pasaba? ¿No podía ver nada solo una vos varonil que me llamaba, quien era? ¿Sería el mismo lobo que me había salvado? De todas formas estaba muy cansada como para pensar, para ver, incluso para respirar. Solo quería morir, dejar de sufrir. El frío me estaba llevando, por una vez fui capaz de controlar mi cuerpo y le ordené a mi cerebro que dejara de respirar y así lo hizo. Qué lindo de su parte. Ahora si sería feliz, podría estar con todos los que ya estaba del otro lado. Leah, Paúl, Sam, Emily, Claire. Ya podría ser feliz. Libre y feliz, vivir plenamente...

...

Jacob: ¡Dios había dejado de respirar! Estaba desesperado, no sabía que más hacer. De pronto recordé que debía de estar congelada. Quizás ese fuese el problema. La abracé con todo mi cuerpo rezando por que entrase en calor así. Le susurraba una y otra vez que no me dejase, que volviese, que abriese los ojos, que escuchara mi voz.

Ella seguía sin respirar, pero su piel comenzaba a tomar un color mejor, menos morado. Coloqué mis labios en los suyos para soplarle aire a sus pulmones.

- ¡Respira! - le ordené furioso y volví a posar mis labios en los suyos, en un boca a boca.

...

Annie: ¿Qué demonios pasa? No entiendo. Estoy asustada, los vampiros van a comerme.

¿Por qué la muerte es tan incómoda? Sentía el calor, por todo mi cuerpo, en los pulmones, y la piel. De repente la ropa mojada abandonaba mi cuerpo y el calor era más intenso. El aire entraba por la fuerza en mis pulmones. Y pude sentir el agua acompasarse en mi boca. Y Una voz que gritaba:

- ¡Respira! Por favor, respira - suplicaba, y seguía metiendo el aire a mis pulmones. Mis labios se sentía cálidos, acompañados. Hace mucho no sentía algo como eso. ¿Hace cuanto alguien no me besaba?

De pronto todo lo frío se fue, y sentí que mis ojos se abrían. Había un muchacho, un muchacho hermoso que me miraba asustado. Los ángeles no debían asustarse, no debían poner esas expresiones feas.

El ángel suspiró aliviado cuando me vio abrir los ojos. Me levantó del suelo mohoso y me acunó en su pecho desnudo exageradamente cálido. Se sentía bien. Se sentía tan bien...

...

Jacob: Daba gracias al cielo por devolverla a la vida

La abrazaba mientras frotaba con mis manos su piel desnuda. No piensen mal de mi, solo quise quitarle esa ropa húmeda para que entrase en calor rápidamente. Parecía que ya había dejado de temblar. Recostó su cabeza en mi pecho y una sonrisa cruzó por su cara.

- ¿Estas mejor? - inquirí.

- Si... - susurró. Se veía a gusto ahí en mi pecho, seguro estaba calentita, era como una estufa humana. Recordé involuntariamente aquel día en la tienda de campaña con Bella, cuando un ejército de neófito nos amenazaba. Me estremecí ante el dolor que ese recuerdo me causó.

...

Annie: ¿Mi ángel estaba dolido? ¿Por qué? ¡No tenían que estar triste, los ángeles no tiene que estar tristes!

- No...Estés...triste - le susurré con dificultad. El me miré extrañado y un poco sorprendido. Trate de acercar mi rostro a su oído para susurrarle sin que me doliera pero no tenía fuerzas. Mi cuerpo aun seguía anhelando la muerte.

- Quiero morir, no soporto el dolor - susurré, muy bajo. Seguramente no me oyó.

...

Jacob: ¿Me estaba intentando consolar? ¿Y qué había dicho? ¿Sentía dolor? ¿Era eso?

- ¿Qué te duele? - pregunté con ansiedad. No entendía por qué esa chica se había convertido en algo tan importante de repente, pero sabía que no podía perderla, no podía. Me sentía inexpiablemente unido a ella.

...

Annie: - No estés triste ángel mío. Eres tan hermoso como una rosa - le susurré.

Mis ojos se cerraron otra vez. Pero mi ángel no quería que durmiera.

- ¡¡No!! ¡¡Por favor no te desmayes!!- gritaste. Pero mis parpados estaban cansados. Quería dormir en los brazos de mi ángel, pero él no quería que yo durmiera. Y me daba suaves golpecitos en la mejilla.

Ahora si quería vivir, para cuidar a mi salvador. Para que no sufriera y hacerlo infinitamente feliz de la forma que sea.

Decidí que lo mejor sería llevarla a mi casa a que descansara un poco, debía estar exhausta con todo lo que pasó. Darle algo para comer tampoco sería mala idea. Cuando llegué la recosté en mi cama, le puse una camisa mía limpia que le quedaba como un camisón (he de decir que se veía irresistiblemente sexy con ella) y la tapé con mantas para que no se enfriase. Me quedé sentado junto a ella esperando a que se despertara para preguntarle que quería para comer.

6 horas después:

Annie: Poco a poco mis ojos se fueron acostumbrando a la oscuridad del lugar en el que me encontraba.

Era un pequeño cuartito, y yo estaba en una cama muy grande. Pero no estaba sola, había alguien cerca de mí. Ese alguien estaba dormido. Me incorporé en la cama. Estaba tirado en el piso, con la cabeza apoyada en contra la cama. Se veía tan dulce. Sonreí. Me acosté de nuevo pero más cerca de él. Con mi rostro muy cerca de suyo. Era tan hermoso. Tenía un rostro fuerte mente marcado, aun que un poco infantil en la zona de la barbilla. El pelo largo hasta la nuca. No llagaba mucha ropa que digamos, solo unos pantalones viejos. Se notaba que era un lobo. Tenía el cuerpo de uno. Pero en el, era así como único. Tan lindo y sexy.

No me había dado cuenta. El me había puesto ropa seca y me había arropado.

- Que dulce - exclamé en voz baja. Pero pareció haberse despertado.

...

Jacob: Una voz cerca de mi cara me sobresaltó un poco. Abrí los ojos y allí estaba ella, con su rostro a pocos centímetros del mío. Por un momento pensé que era una ilusión, era tan perfecta, tan delicada, tan linda. Estiré mi brazo y rocé con mis dedos su cara, era suave y sin duda real. Le sonreí en la oscuridad mientras acariciaba su rostro. Me alegraba verla bien por fin. Ella cogió mi mano y apoyó su cara en mi palma suspirando. Mi corazón dio un vuelco. ¿Hace cuando no me sentía así?

...

Annie: - Lamento haberte despertado – susurré.

...

Jacob: - No importa, lo importante es que estas bien. - dije con una sonrisa estúpida en mi cara. - Por cierto, ¿tienes hambre?

...

Annie: - Si, un poco - admití feliz de verlo sonreír. Se incorporó de un salto y se dispuso a irse hacia la puerta.

...

Jacob: - Bien, porque yo también estoy muerto de hambre. - Admití. - ¿qué te apetece?- La escena me recordó a la de un matrimonio y me reí silenciosamente.

- Amm... no sé. Lo que te apetezca a ti.

- Bien, pues espero que seas carnívora porque me apetece un buen chuletón ahora mismo.- Me dispuse a sacar los ingredientes de la nevera. Ella me seguía a unos pasos. En ese momento caí en que aún no sabía su nombre. - Por cierto, ¿Cómo te llamas?

...

Annie: - Annie - me reí como una de esas tontas de las películas de adolescentes que el idiota de Seth veía para poder salir con chicas. - ¿Y Tu?

- Jacob, Jacob Black. Así que Annie... Annie siento haberte secuestrado aquí, pero no tenía ni idea de donde vivías... espero que no te haya importado.

- Claro que no. - guardé silencio unos segundos a la espera

- Bien. - sonrió.- pues siéntese como en casa, señorita. - Dijo sirviéndome un filete a la mesa y señalándome la silla con una medio reverencia, muy teatral.

Reí nuevamente. Lo mire de arriba abajo mientras esperaba a que me sentara y sin pensarlo me lancé a sus brazos.

-Gracias por salvarme... Jacob.

...

Jacob: Vale, eso me había pillado por sorpresa. Tardé un segundo en reaccionar, pero la abracé estrechándola fuertemente.

- Ni falta hace agradecer eso.

En mi estomago sentí como miles de mariposas comenzaban a revolotear. Me sorprendí al sentir aquello ¿Era posible que me estuviera sucediendo tan rápidamente? La acababa de conocer. Pero sin duda era una chica especial, al menos así era para mí.

...

Annie: Sus brazos me sostenían con fuerza, como si no quisiera que escapara.

- No me iré a ningún lado - le aseguré. Podría ser un violador o un asesino, no me importaba. Quería que me retuviera para siempre.

Me acerqué a su cara para poder besar su mejilla pero el volteó para mirarme y mi beso termino en otra parte de su rostro.

...

Jacob: Me besó. ¿Me besó? Sus cálidos y suaves labios estaban sobre los míos. Me quedé petrificado mirándola a los ojos sin saber cómo reaccionar. Pero de pronto supe la respuesta, quería besarla de verdad. Así que puse una mano en su pequeña cintura para atraerla más a mí y otra en su nuca para sujetar su rostro cerca del mío mientras le plantaba un violento beso en los labios. Hacía tanto que no besaba a una chica, que estaba casi desesperado por sus labios.

...

Annie: Mis ojos se abrieron de la supresa, no quise... me aparte de él bruscamente y lo miré muy avergonzada.

- Lo siento - susurré con la mirada fija en el suelo.

...

Jacob: Me quedé en shock. ¿Me habían rechazado? Bueno, era de esperar, había sido muy brusco.

- No, que va. Lo siento yo, he sido muy brusco y... - no sabía qué decir, me había puesto nervioso y estaba avergonzado.

...

Annie: Me había besado, no fue mi culpa... Ese desconocido... Jacob Black.... me había besado.

Hace tanto que no me besaban, desde que Seth y yo nos quedamos solo dejamos de ser novio, y yo pase a ocupar el lugar de Leah... nos volvimos hermanos... pero este muchacho de labios ardientes...

No pude evitarlo. Solo me entregué a él. Me lancé de nuevo a sus brazos y lo besé apasionada. Como nunca antes pude estarlo. Yo quería que mi salvador fuera feliz, y si mi Jacob quería que lo besara lo haría hasta el fin de los tiempos si eso lo hacía feliz...

Tomé su rostro con fuerza, y lo agarré del cuello para atraerlo más a mí, para poder sentir su calor como mío, de igual manera lo había sentido en el río aun que no me había dado cuenta.

Quería que fuera mío, que cada segundo de su existencia me perteneciera para poder darle toda la felicidad del mundo.

...

Jacob: Inexplicablemente, volvió a saltar a mis brazos, y para mi sorpresa me volvió a besar, pero esta vez con pasión. Fui más delicado que la vez anterior, no quería volver a asustarla, y la abrace con todo mi cuerpo, reclinándome sobre ella. Besándola con delicadeza, pero determinación. Lentamente separé mis labios de los suyos para recorrer su cuello, llegar hasta su hombro, y volver a recorrer el camino hasta su boca. No podía entenderlo, pero sentía que no podía vivir sin ella. ¿Me estaba volviendo loco?

...

Annie: Sus labios se movían tan tiernos y dulces, pero ¿qué pasaba con él? No era que me gustara que me violentaran ni nada por el estilo pero... Los hombres apasionados eran mi debilidad.

Traté de acelerar las cosas, empecé a besarlo con más intensidad que antes, traté de mostrarle lo que quería sin usar las palabras... pero me fue muy difícil. Cada vez que hacia ese recorrido por mi cuello me derretía.

...

Jacob: Empezaba a notar un punto de histeria en sus besos... ¿Intentaba decirme algo? La miré a los ojos y vi sus ojos llamear en deseo. Sin pensarlo dos voces me lancé a su boca con más pasión atrayéndola aun mas a mí. La recosté contra el suelo quedando sobre ella, mientras seguía besándola. Todo era una locura, sin duda todo este tiempo de soledad me estaba pasando factura. ¡Pero es que Annie era tan endemoniadamente atractiva! todo de ella me llamaba. ¡La deseaba! ¿Qué carajo pasaba conmigo?

...

Annie: - ¿Soy tan linda? O ¿Será que has pasado mucho tiempo solo?- le pregunté divertida mientras él devoraba mi cuello.

...

Jacob: - Las dos cosas, las dos cosas. - conseguí decir con una sonrisa amarga. - eres mi perdición.

Mis manos recorrieron lentamente el camino hasta sus muslos, para luego masajearlos con delicadeza. La miré esperando un rechazo o una señal para que continuase.

...

Annie: El contacto de su piel ardiente era estremecedor. Me estaba dejando en muy mala posición. Cuando sentí sus manos en mis muslos no pude evitar un pronunciado gruñido:

- Ah, Jacob

Este chico quería matarme y probablemente lo lograría, pero primero quería disfrutar a pleno mis últimos momentos.

Sus manos permanecieron estáticas en mis muslos hasta que empecé a moverme debajo de ellas. Creo que allí cayó en la cuenta de que quería más. Pero mis manos no se quedaron esperando no poder gozar de ese cuerpo tan exquisito, comenzaron un baile por la espalda de Jacob trazando cada músculo una figura con delicadeza, que casi parecía que le hacía cosquillas...

...

Jacob: Annie comenzó a moverse bajo mis manazas pidiendo en gritos silenciosos que continuase. Sus pequeñas y finas manos comenzaron a acariciar mi espalda haciéndome estremecer con el contacto. Frenético por la excitación que todo aquello comenzaba a causarme subí las manos impacientes por debajo de la camisa acariciando las ingles suavemente y continuando por su abdomen. Mis manos llegaron a sus pechos y comencé a masajearlos. Annie arqueó la espalda arrimándolos más y gimiendo levemente.

...

Annie: La temperatura en la habitación alcanzó niveles insospechados de calor mutuo, que, aun que un poco asfixiante era exquisito sentir el éxtasis de alguien amándome. Oh lo que sea que fuere eso. Jacob era tan bueno en esto. Me costaba creer que viviera solo. Sus manos en mi cuerpo producían cosas en mí... que…

Jamás había sentido nada igual con Seth ni con nadie. Era algo inigualable. Sus manos apretaban mis pechos alternando entre uno y otro, y para corresponder a semejante tacto lo único que se me ocurrió fue quitar mis manos de su inmensa espalda y colocarlas en los botones de mi camisa para dejarse vía libre.

...

Jacob: Dios, el cuerpo de Annie era tan perfecto. Cada curva de él me tentaba a seguir, me volvían loco. ¿Cómo era posible que una desconocida pudiera causar tales cosas en mí? La miré con el deseo en mis ojos.

- No tienes por qué hacer nada que no quieras.- Ella simplemente asintió y enroscó sus piernas en mi cintura acercando su pelvis a la mía.

¿Es que me quería matar? Mis manos acariciaron sus piernas una y otra vez para luego dirigirse a su espalda y atraerla más a mí. Hundí mi cara en su cabello corto y alborotado, olía a flores silvestres. Lentamente fui bajando por su cuello inhalando el exquisito olor de su piel. Me detuve en el lóbulo de su oreja y lo mordisqueé suavemente para luego besarlo.

- No creo que hayan manicomios cerca de aquí ¿Verdad?

- Lo dudo.- solté una risotada cerca de su oreja. Mi aliento recorrió su cuello y ella se estremeció.

...

Annie: Tranquila Annie...Respira... ¡¡Dios!! Jacob Black es mi perdición sin lugar a dudas. Podía percibir como su cuerpo ardiente se amoldaba a mi pequeña e imperfecta figura. Yo era tan fea y el tan hermoso... Un dios caído del cielo.

No quise detenerme ante mi lógica pesimista... Con las piernas aun engarzadas contra su pelvis empecé a tratar de bajarle los pantalones tratando de no usar las manos.

Mis labios se habían empecinado en morder su cuello, lamerlo, degustarlo.

Cuando tomo mi ropa interior y la arrancó con un gruñido salvaje me quede muy sorprendida. No sabía que yo le producía algo como eso.

Mi recorrido oral por su cuerpo empezaba a ser cada vez más delicioso. Pero mientras yo le mordía el hombro con demasiado entusiasmo el dijo:

- Annie no puedo esperar más a hacerte mía.

- ¿Y a qué esperas? - pregunté lamiéndo la parte de atrás del lóbulo de su oreja.

...

Jacob: En ese momento me volví como loco. La empujé contra el suelo agarrándola por las muñecas fuertemente, besando su cuerpo, su oreja, su boca con desesperación. Ella soltó un pequeño quejido y la miré. ¿Le había hecho daño? Pero ella solo me miraba con deseo, entonces comprendí, no podía esperar más. Sin hacerla sufrir mucho más por la espera, me abrí paso en aquel lugar sagrado, cálido y suave.

...

Annie: - ¡¡¡¡Ahhhh!!!! JACOB - propiné un grito tan fuerte cuando lo sentí dentro de mí que si hubiera habido alguien a kilómetros a la redonda se habría asustado. Su mirada se volvió cautelosa y su cuerpo se quedo estático dentro del mío. ¿Por qué se detenía?

Traté de moverme, para poder profundizar la sensación de placer pero el... ¿No me dejaba? ¿Qué rayos estaba pasando? - Por favor - le supliqué - no me niegues las puertas del cielo.

...

Jacob: Pensaba que le había hecho daño, casi me muero. Pero ella suplicó que continuase y así lo hice. La desesperación y la impaciencia nos devoraban. Cada vez estaba más frenético, quería cada vez más de ella, estar totalmente dentro de ella, llenarla por completo. Pegué mi cuerpo lo más posible al suyo sin hacerle daño (no quería romperle los huesos con mi peso) y comencé a embestirla fuerte y profundamente.

...

Annie: ¡¡¡Ahhhh!!! Por todos los santos. Qué bueno que era Jacob en esto. Pero aun así no podía creer que “eso” haya cabido completamente en mí. ¿Cómo podía ser?

Mis gemidos y los de él, fueron subiendo de nivel a medida que sentía avecinarse un delicioso orgasmo...

Todo a mi alrededor se nubló, las paredes de la casa parecían derretirse a nuestro alrededor. Pasamos a ser solo él y yo. Jacob y Annie, salvador y salvada, licántropo y humana, amándose de manera escandalosa...

Y podía sentirlo, sentía como el placer iba en aumento, y mis gemidos se volvieron gritos, que inútilmente trate de ahogar contra su hombro

- Ah... Ja-cob... Yo... AH... Ja-cob - las palabras se amontonaban en mi garganta.

...

Jacob: Sus gritos me excitaban de una manera impensable para mí. No sabía cómo, ni porqué Annie se había vuelto el centro de mi universo. Y no sólo por el exquisito momento que estábamos compartiendo. Sentía que era algo más, sentía que quería todo de ella, que la quería a ella. ¡Dios! ¿Y cómo podía amarla tanto? acababa de conócela, pero así era. Annie eres mi perdición, mi amor, te amo - Te amo.- De repente te quedaste Inmóvil y me miraste con ojos como platos. ¿Lo dije en voz alta? Me mordí el labio preguntando por qué demonios sería tan bocazas a veces.

...

Annie: ¿Acaso era posible? Ese muchacho indudable quileute podía amarme .Ya era oficial. Yo era, sin lugar a discusión la chica con más suerte en todo el planeta. Sonreí completamente, y lo besé con una más pasión que antes.

Amarlo. Ese era el precio que mi Jacob había puesto por rescatarme de los vampiros. Amarlo hasta quedarme sin aliento. Hasta que mi cuerpo se carbonizara de tanto deseo.

Yo haría eso y mucho más por él, por mi Jacob.

El estaba quieto otra vez. Sin moverse de esa manera tan deliciosa pero yo no iba a aceptar que lo mejor de mi vida, de toda mi vida se terminara ahí.

- Te amo... Jacob - las palabras se agruparon unas con otras debido al cansancio y a la rapidez con que las pronuncié. Su rostro se vio iluminado por la alegría otra vez. – Ven - lo agarré del cuello y ambos nos paramos para poder sentarme en la mesa. Mientras el trazaba pequeños caminitos húmedos por mi cuello.

Lo acerqué mas a mis labios, deseosa de continuar, pero él se me adelantó. Sujetó mi rostro con fuerza y comenzó a besarme como si jamás lo hubiera hecho.

Mi respiración poco a poco volvió a serenarse, pero aun podía sentir el latido desbocado de mi corazón contra su pecho.

- Te amo- le susurré al oído- siempre voy a hacerlo.

...

Jacob: ¿Era posible? Ella me amaba igual que yo a ella. En unas pocas horas había pasado de ser un solitario lobo con el corazón roto a un hombre completo y feliz. La abracé fuertemente y eché una mirada a través de su cabello a la mesa.

- Creo que se te ha enfriado la comida señorita.- reí entre dientes.

- Señor usted tiene la culpa por ser tan bueno en algo que yo no conocía – rió.

- Bueno, tengo toda la eternidad para enseñarte - ella tan hermosa se sonrojó al instante. Le di un pequeño y fugaz beso en los labios.

...

Annie: - Te amo- le dije entre suspiros.

- Yo también.

...

Jacob: Ella tomó mi rostro, y volvió a besarme. Y otra vez, y otra vez. Hasta que volvimos a recostarnos en la mesa pero de pronto ella se levanto de golpe - ¿Qué pasa?- inquirí sorprendido. Ella me miro divertida y se dio la vuelta. Tenía toda la espalda manchada con aderezo del filete. Me reí con todas mis ganas y suavemente empecé a acercar mi boca a su espalda para limpiarle el aderezo. El aderezo estaba rico pero probarlo de su piel lo hacía aun más delicioso. Ella solamente empezó a suspirar y luego se dio la vuelta y tomó mi rostro para besarme apasionadamente otra vez…

...

Annie: - Se me antoja otra lección - musité contra su boca mientras atrapaba su cadera con mis piernas…

...

Jacob: Parece que esta va a ser una larga noche… Y probablemente la mejor de mi vida.

lunes, 1 de febrero de 2010

Robandole Un Pedazo Al Cielo.

Jacob: - ¿Por qué no quieres hablar con los Cullen, Jake? ¿Qué te hicieron?

- No te metas Rita. – Hacía tiempo comencé a ver a Nessie con otros ojos. Ya no la veía como aquella niña risueña con la que hacía competencia a la hora de cazar. Ahora la veía como la mujer en la que se había convertido a pesar de no tener más de 6 años. Edward leyó un día un pensamiento que se me escapo delante de él. Me la imaginaba con su cuerpo desnudo pegada a mí, acariciándolo, besándolo. Obviamente Edward estalló en insultos. Después de eso lo estuve meditando durante días y llegué a la conclusión de que lo mejor para Nessie sería que me olvidase de ella. Tener a un licántropo enamorado de ella no le hacía ningún bien, sobre todo cuando era tan joven.

Así fue como caí en los brazos de Sara. Me había enamorado de verdad de ella, era imposible no hacerlo. Pero aun pensaba en Nessie, no podía evitarlo, ¡era mi imprimación! Edward me advirtió que con esta relación no iba a hacer ningún bien, para ninguno. Terminaría hiriendo los sentimientos de ambas, además ella estaba casada con un vampiro. Por eso jamás le dejé ir más allá de los abrazos, no era justo para ella, aunque yo la deseaba.



Sara: - Jake, por favor. Háblame, estoy aquí para ayudarte. - le acaricié con mi mano su rostro suavemente, queriendo borrar las arrugas de preocupación de él. - Por favor, Jake... - le supliqué deseando que él me abriera su corazón



Jacob: ¿Por qué me haces las cosas tan difíciles Rita?, No quiero herirte.- Recliné mi cabeza en tu mano, tan delicada - Rita, mira... es un asunto complicado.- La miré a los ojos, traté de perderme en ellos, pero no pude, las lágrimas empezaron a caer por mi rostro.



Sara: - Jake... - susurré limpiando sus lágrimas. Sabía en quien pensaba. - Sé lo que te ocurre con Nessie, lo he notado hace mucho. Sé que no puedo competir con ella. Pero siempre puedes contar conmigo, para lo que sea. - silencié. No podía decir una palabra más sin derramar una lágrima, y no estaba dispuesta a derramarlas. Por mí, por Jake. El me necesitaba ahora, no podía venirme abajo con él, debía subirlo. Algo había ocurrido con ella y su familia, pero él se negaba a contármelo.



Jacob: - ¡Oh, Rita! - exclamé, tome su delicado cuerpo entre mis brazos y la estreche contra mi pecho -Bonita, no tiene nada que ver con Renesmee - traté de ubicar su rostro pero solo vi una chica haciendo grandes esfuerzos por respirar y ahí entendí que estaba apretando muy duro. Aflojé un poquito el agarre y con tus labios dulcemente secaste mis lágrimas.

¡Mierda! Rita ¿Por qué te empeñas en hacerme sufrir? Podía ver la resolución en sus ojos, el repentino sonrojo, como sus brazos formaban una trampa al rededor de mi cuello. Oh, Rita. No sabes el deseo que produces en mi. Pero no puedo. El maldito chupasangre me lo advirtió...y...Vahh. A la mierda con todo. Nessie, Bella, Edward, la sanguijuela oriental. Todo me importa un bledo. Tomé su rostro entre mis manazas y violenté sus labios con los míos soltando entre suspiros- Rita, Rita, Oh Rita- Ella eufórica y melancólica respondió a mis violentos ataques. Tanta pasión y tanto cariño...- Rita...no sabes lo mucho que te deseo- Tus ojos se abrieron de par en par y me miraste sorprendida... ¡Oh no! Por favor ojala no lo haya dicho en voz alta.



Sara: Su beso fue algo inesperado para mí. Esperaba su rechazo, me lo tenía merecido. Pero lo amaba tanto que no lo pude evitar. Sin embargo, el me beso tan violenta y apasionadamente que por un segundo no supe reaccionar. Cuando al fin mis labios supieron responder a los suyos, Jake dijo algo que me dejó en shock. - Rita... no sabes lo mucho que te deseo- dijiste en un casi rugido. No podía creerlo, ¿Jake me deseaba? Lo miré sin comprender, ¿Entonces porqué se alejaba de mí una y otra vez? esta era la primera vez que lograba una respuesta en él.

No estaba dispuesta a perder aquella oportunidad. Me abalancé a sus labios con furia, deseo, toda la pasión que siempre me fue rechazada. Lo agarre fuertemente del cabello y atraje su cara a la mía. Era tan cálido, de una manera sobrehumana que nunca supe comprender, pero agradable. Mis labios me dolían, pero me daba igual, ya se carbonizaran, seguiría besándolo sin parar.



Jacob: Ante mi se abrieron 2 caminos posibles, unos correr, escapar de mi deseo. Amaba demasiado a Sara como para comportarme como un estúpido adolescente que se deja llevar por las hormonas...pero es que... ¡Dios! ¡Sara es tan sensual!!! Tal vez no tendré una nueva oportunidad de hacer esto, de disfrutar de todo aquello que por su seguridad jamás le di, a pesar de que siempre fui yo el que quería más y más.

Entonces vi el otro camino, escapar, escapar de todo. En especial de él. No podía luchar contra este sentimiento. Simplemente no podía.

Mis manos bajaron solas por su espalda, trazando líneas imaginarias, hasta llegar a sus muslos, pero sin necesidad de pasar por su trasero. Yo era un caballero que no se aprovecha de las damas cuando tiene oportunidad. Sentí como bordeaba con su lengua mi labio inferior y no pude evitar corresponder al tacto. La unión de lenguas fue casi inmediata, lo que desato a la bestia que aparentemente dormía en Sara. Empezó a restregar su pelvis contra la mitad de mi anatomía, justo en la zona de peligro. Y no sé en qué momento fue que enredó sus piernas en mis caderas ni tampoco cuando yo camine hasta la pared y empecé a acariciar sus largas piernas...

- Si luego de esto no quieres volver a verme lo entenderé- solté entre gemidos- pero ahora no voy a dejarte escapar Sara



Sara: Como si fuera posible que yo escapara de allí siendo lo que más estaba deseando en ese momento. Apreté más fuerte mis piernas en sus caderas asegurándome que no fuera él quien se escapara. Le sonreí pícaramente y mis ojos flamearon en deseo al ver su torso desnudo cuando le arranqué la camisa. Recorrí con un dedo su larga cabellera, es tan suave... seguí mi camino por su musculoso hombro, viendo como los bellos se erizaban por donde mi dedo había pasado. Sonreí ante esa reacción. Seguí acariciando con mi dedo su clavícula, su pecho, hice un círculo en él. Me sorprendía lo marcado y perfecto que los tenía. Continué mi recorrido más abajo, por su abdomen, tan musculoso, perfecto. Acaricié con mi palma todo su torso, disfrutando de su cuerpo bien formado. Luego desvíe mis manos a su cabello nuevamente y arrimé su rostro al mío para susurrarle a los labios - Te amo. - Antes de besarlos nuevamente, mientras bajaba mis manos por su espalda, quemándome las manos con su ardiente piel.



Jacob: Mi piel estaba tan feliz de recibir aquel regalo de su tacto dulce, que llenaba de vida cada poro de mi piel. Mis labios no se resistieron a recorrer su cuello en un delicioso recorrido lleno de deleites para mi lengua sedienta de su calor. Marcando con saliva cada centímetro sagrado de su piel, deslicé los breteles de su vestido blanco para poder seguir devorándola sin estorbos - Sara, te amo- susurré contra su hombro. - Y no importa si él me despelleja vivo, nadie podrá jamás convencerme de que no valió la pena.



Sara: Comenzaste a lamer lentamente mi piel. Sentí que explotaba de la excitación con aquel simple contacto. Solté un pequeño gemido. Notaba mi piel arder por allá donde tu lengua recorría. Mi piel gritaba entre llamas de deseo que continuase con aquel dulce contacto. Hundí mi cara en tu cabello cuando llegaste a mi hombro y inhalé el aroma de él. Era tan dulce que por un momento dejé respirar, queriendo mantener aquel olor en mis pulmones. - Sara, Te amo. - susurraste haciendo que tu aliento acariciase mi hombro, me estremecí. Mi mente se nublo y comencé a marearme. Me di cuenta del problema y solté el aire de golpe, respirando fuertemente para recuperar el aliento.



Jacob: Me lleve un buen susto cuando soltó el aire de golpe. Pero sin darme más importancias seguí con mi inventario oral, hasta que sus manitas agarraron mi rostro con fuerza obligándome a besarla de nuevo, y otra vez se restregó contra mi pelvis y tuve un pequeño problema con mi...emmm...bueno...Para ser sincero tuve las mas notablemente grande de las erecciones conocidas por el hombre…

¿Y cómo no? Sara era tan sexy que no podía evitarlo. Pero yo no fui el único en notarlo, ella me miro con picardía, y sonrío un poquito tímida como si dijera "woo, no sabía que podía hacer eso"

- Y ni te imaginas que otras cosas me provocas

Los besos cada vez subían más de nivel hasta que mis malditos instintos animales se me adelantaron.

Con mucho esfuerzo para no caerme caminé hasta el sofá y nos dejé caer a ambos sobre él, pero con cuidado de no dañar a mi muñequita de porcelana con ojos de mal y piel de fina plata.



Sara: Observé aquel cuerpo tan escultural, tan perfecto, digno de un dios heleno. Me mordí el labio reprimiendo las sensaciones que me causaban, si las dejaba salir, no sabía cómo iba a terminar todo aquello. El gesto pareció excitar a Jake, el cual me desgarró la ropa con un gruñido sobrehumano. Me quedé muy sorprendida, sin aire. Pero logré sonreírle con timidez. La verdad me daba mucha vergüenza verme desnuda frente a él. El era tan perfecto, y yo tan fea...



Jacob: Su cuerpo. Dios. Que hermosa. ¿Cómo podía ser tan hermosa? Pero Sara se veía extraña, como… ¿decepcionada?

- Lamento no ser como uno de esos chupasangres que te gustan Sara - su rostro era tan triste. Se veía devastada - pero tú eres lo más hermoso que vi en mi vida

Su rostro se volvió repentinamente inexpresivo... ¿Dije algo malo?



Sara: ¿Qué estaba escuchando? ¡Claro que no era como los vampiros! Y estaba feliz de ello. Mi marido Zero, un vampiro japonés, era frio y calculador hasta el último milímetro. Pero él, él era el hombre ardiente y apasionado que yo tanto ansiaba. Lo era todo para mí. ¿Pero cómo podía el ver a alguien como yo hermosa? Tenía a Nessi, ella sí que era hermosa. Recé por que en mi cara no se reflejara la tristeza que me embargaba al compararme con ella, tenía asumida la derrota, era inevitable. Ellos estaban predestinados, lo sabía por la manera en que se miraban. Pero no iba a desperdiciar esta oportunidad que se me presentaba. Sin decir ni una palabra comencé a bajarle los pantalones.



Jacob: ¿Y ahora qué? Sara me mareas. Sus frágiles manitas empezaron a bajar mis pantalones muy despacio... Sentía sus labios, besando mis pectorales, mi abdomen, mordiendo de a poco. Bajando, bajando.

- Grr - se me escapó un gruñido gutural que parecía salido de una película porno. Y ella, ella era la actriz principal. La más hermosa, la que hacía q las miradas de todos aquellos en la habitación se centraran en ella. Sara, una flor de loto que se abría en el hielo indiferente.

Con una lentitud exagerada bajó mis bóxers y lamió la parte baja de mi ombligo. ¡Oh, por San Pedro!

Tomé su rostro y lo atraje al mío. No quería que hiciera eso. Yo deseaba sus labios sobre los míos, no sobre mi miembro. Quería disfrutar su cuerpo, pero a la vez darle todo lo que la sanguijuela no le dio. Hacerla sentir una mujer. La mujer más bella de este mundo...



Sara: Jacob me besó tiernamente, cuando me separó de su bajo vientre. Me acaricio los pechos haciéndome gemir en su boca. El rio bajo y siguió descendiendo hasta mi ropa interior, desgarrándola en un ágil movimiento. ¿Pero es que no me iba a dejar ni una prenda utilizable? Por dios, primero mi vestido preferido y ahora mis braguitas de lencería. Al menos la causa valía la pena. Ahora estábamos completamente desnudos, él sobre mí con sus fuertes y cálidas manos en mi cintura. Entrelacé mis piernas fuertemente en sus caderas y le susurré al oído: - Hazlo. Hazme tuya, Jake.- Y luego suspiré dejando caer mi cabeza hacia atrás al notar sus manos recorrer mi cuerpo otra vez.



Jacob: Sus labios se volvieron más insistentes a medida que mis dedos pellizcaban sus pezones, era gracioso oírla gemir, reír y quejarse todo al mismo tiempo. Y mis caderas se pusieron celosas de mis dedos que jugaban felices entre sus muslos, erizando su piel.

- Dímelo Sara- susurré contra su pecho izquierdo- Dime que me amas, y seré lo que quieras. Te prometo que estaremos juntos para siempre. Dímelo Sara - No pude refrenarlo, su recuerdo empezó a quemarme la piel. La Renesmee de mi subconsciente no permitiría que la dejara caer en el olvido, no permitiría ser remplazada por Sara. Yo amaba a Sara, pero también a Nessie. Y aunque sabía que esto de jugar a 2 puntas no era elegante ni bonito, mucho menos saludable para ninguno de los 3, pensaba continuar hasta el final.

No podía permitir que salieran lastimadas, pero ahora yo quería ser el egoísta. Era mi turno de ser feliz.

Tomé sus caderas y la penetre con todas mis fuerzas. Una y otra vez. Ella era tan deliciosa, tan dulce. Y yo seguía violándola como el maldito imbécil que soy, tratando de sacar mis demonios a través de ella. Yo la amo, eso es la pura verdad.



Sara: Aunque sabía que era imposible porque estaba tumbada en el sofá y él me sostenía fuertemente agarrada, sentí que iba a caer y tuve el instinto de aferrarme a él clavándole las uñas en su espalda. Jacob se quejo y rió bajo. No sé si fue por excitación o por venganza me embistió más fuerte y yo comencé a gritar de placer.

- Ahh, di..os... ¡¡Jake!- Grité en su oído arqueando mi espalda y apretando más mis piernas en sus caderas hasta casi fundirlas allí.

Nuestras respiraciones comenzaron cada vez a hacerse más rápidas y difíciles, nos faltaba el aire.



Jacob: - No me llamo dios, me llamo Jacob - susurré divertido.



Sara: - ¡Já! muy gracioso.- le dije haciendo una mueca. Dejé la cabeza caer sobre el posa-brazos del sofá cansada mientras reía locamente. Parecía poseída. Pero me dio la risa y no pude evitarlo.



Jacob: - Dime Sara- mis embestidas empezaron a aumentar de ritmo, estaba empezando a cabrearme - Dime que me amas.



Sara: - T.. te amo..- conseguir decir entre gritos y gemidos. Cuando él disminuyó el ritmo de las embestidas, le agarré del cabello con una mano, lo obligué a mirarme a los ojos y cuando hube recuperado la respiración, susurré: - Te amo, Jake. Siempre te he amado.



Jacob: - Así está mejor - admití amargamente, tratando de disimular una sonrisa - Yo también te amo - Las lágrimas desfilaban por mi rostro cayendo por efecto de gravedad en el suyo. Ella me miró sorprendida.



Sara: ¡Jake lloraba! ¿Lloraba? ¿Por qué? Otra vez esa expresión triste, ¿Qué diablos ocurría en su corazón? ¿Por qué no hablaba conmigo? Sequé las lágrimas con un dedo y le acaricié la cara. - ¿Qué ocurre, Jake?



Jacob: - Nada - empecé a besarla y a embestirla con más delicadeza, haciendo semicírculos en su interior. Trate de controlar las lágrimas. No quería que Sara estuviera triste.



Sara: Ya no podía continuar con esto, no si Jake estaba sufriendo. No quería que nuestro momento se viera manchado por lágrimas, quería que fiera feliz.

- Párala, Jake.- dije apartándolo suavemente. Me levanté del sofá y usé una de las mantas que había en el sillón para cubrirme el cuerpo. Jake se tensó y fue rápidamente a su habitación.

- Escóndete, rápido. - ordenó mientras se vestía. No entendía de qué iba todo esto, pero le obedecí y me escondí en el baño de su habitación.

Alguien golpeó en la puerta dos veces y Jake fue a abrir.



Jacob: ¡Mierda! ¿Qué rayos hacia Nessie aquí? Sus padres le habían prohibido ver me. Mandé a Sara a mi habitación, mientras me ponía los pantalones. Y luego fui a abrir antes de que golpeara otra vez.

Respiré profundo tres veces mientras trataba de calmarme, pero si Nessie me veía así de... bueno..."alterado" seguramente se molestaría. Así que cuando me aseguré de que todo estuviese en su lugar le abrí:

- ¡Hola princesa! Que gusto verte - dije en cuanto abrí la puerta. Nessie se veía tan hermosa con ese vestido azul que no le llegaba mas arriba de las rodillas, con tirantes bordados. Era toda una mujer... y podría haber sido mi mujer si tan solo no fuera tan estúpido.



Sara: Ahhhh ¡mi ropa! ¡Había trozos de tela por todo el piso! Nessie se daría cuenta... Respiré aliviada cuando vi que Jacob se percató y disimuladamente las escondió con el pie bajo el sofá mientras invitaba a Nessie a sentarse en él.



Nessie: Jake, venía a decirte algo. No puedo aguantar más, necesito que lo sepas porque creo que si no voy a reventar. - Dije sonriéndole abiertamente. ¿Qué diría cuando lo supiera? Yo había notado como me miraba...



Jacob: - ¿Que pasa Ness?- inquirí aterrado de que ella tuviera algún problema.



Nessie: - Jake... yo... - de repente todo el valor que había reunido se me esfumó.- yo... - !Vamos Nessie tu puedes!- Te amo. Te amo, Jake. Y me da igual lo que opinen de esto mis padres o mis tíos. Me da igual, porque lo único que me importa es lo que pienses tú. ¿Me amas Jake? - Pregunté esperanzada mirándole a los ojos, perdiéndome en ellos.



Jacob: Mi mandíbula cayó hasta el suelo y mis ojos se abrieron hasta que casi se salieron de sus cuencas.

Nessie me ama. Fue todo lo que pude pensar. ¡Nessie me ama!

- Yo...tam-tam- ...yo- Podía oír su corazón latir de la emoción, sus ojos impacientes. Todo su cuerpo esperaba una respuesta- Te amo – susurré.



Sara: dios creía que iba a morir en ese momento. Jake y Nessi estaban sentados en el sofá donde tan solo unos segundos antes estábamos haciendo el amor, y para colmo se estaban declarando. Siempre supe que este momento llegaría, pero me superó.

Llevé mis manos a la boca silenciando mi llanto. Podría haber salido y decirle a Nessie lo que su amado Jacob había hecho a sus espaldas, pero quería ante todo la felicidad de Jake. Y él era indudablemente feliz junto a ella. Así que sigilosamente salí por la ventana de su habitación sin hacer ruido.

- Te quiero, Jacob Black. – Susurré mirando por última vez su casa.



Nessi: ¡Oh, Jake! ¡Jake! ¡Jake! - comencé a gritar de la emoción dando pequeños saltitos en el sillón haciendo mis rizos volar.- ¡Que feliz me hace escuchar eso! - No aguanté más y le planté un beso en los labios.- Escapémonos juntos, lejos de todo, de todos. Seamos felices juntos. Solo tú y yo, Jake. - le propuse y mi emoción iba en aumento.



Jacob: Pude oír a Sara deslizarse por la ventana de mi habitación. Me sentí terriblemente mal por ella, pero... Nessie me quería, ella quería que huyéramos. ¿Podía acaso tener tanta suerte?

- Claro que si Ness - tomé su rostro y le planté el beso más violento y apasionado de la historia- ¡Nos largamos ya! – exclamé.



Nessie: - Pues te espero en el coche. No necesito equipaje, todo lo que necesito lo tengo aquí mismo.- dije mirándole con intensidad y me dispuse a macharme hacía el garaje.

El se levantó y se excusó diciendo que tenía que hacer algo antes, pero que no tardaría. Asentí y corrí hacia su coche. ¡Qué feliz era!



Jacob: Nessie salió disparada hacia el coche...pero yo me quede plantado en donde estaba. Si me iba seguramente heriría los sentimientos de Sara. Pero Nessie era mi imprimación, y yo no podía negarle ni hasta el más absurdo de los caprichos.

Sabía que iba a hacer, me fugaría con mi pequeña Nessie. Pero no podía irme sin despedirme de Sara. Aun que ya no estuviera lo dije:

- Adiós Sara...Gracias por cuidarme. Yo también te quiero- me encaminé hacia la puerta no sin antes echarle un último vistazo a la casa. Sus ropas seguían aun debajo del sofá, pero ya nadie vendría a sacarlas...

-Adiós- repetí, luego caminé con mi renovada alegría hasta el Golf. Definitivamente era un idiota, pero al menos era el idiota más feliz de esta tierra - Lo siento.

jueves, 7 de enero de 2010

Juego De Pasiones.




Jajaja recordando estos primeros fics que comparti con Annie... decidí publicarlos por aquí... hoy os traigo este oneshot sobre la luna de miel de edward y bella... espero que os guste ^^

Y siento lo de la foto jajaja pero es que me hizo mucha gracia! en cuanto encuentremos alguna mejor la cambiare... mientras dejaré esta que tanto me gusto jajaja


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- Bella, mira esto – Apunté con un dedo el horizonte, donde se podía divisar una pequeña isla. O al menos era visible para mis ojos.

Vi cómo mi pequeña fruncía el ceño y achinaba los ojos intentando vislumbrar algo más allá de la oscuridad. Poco a poco, conforme nos acercábamos, su semblante se iba relajando, supuse que al fin la había visto. ¿Le gustaría?

- ¿Dónde estamos? - preguntó con voz baja, mientras navegaba hacia la parte norte de la isla.

- Esta es la Isla Esme. – informé con una gran sonrisa. Estaba emocionado, parecía un niño el día de reyes. Pero es que no lo podía evitar, iba a pasar una luna de miel con Bella, mi Bella, la ahora señora Cullen. Por suerte pude controlar mis emociones.

El aire era bastante cálido. Había elegido este sitio para que todo saliera perfecto, ya era suficiente con que el asqueroso frío de mi piel le hiciese castañear los dientes. Ahora la calidez del ambiente amortiguaría mi helada piel.

- ¿Isla Esme? - preguntó con voz baja. ¿Estaba nerviosa? Si lo estaba era lógico, incluso yo comenzaba a ponerme nervioso.

- Un regalo de Carlisle. Esme nos la prestó.

Bella arrugó el entrecejo. Sabía que pensaba que era una locura. Claro, para ella los regalos son innecesarios, aun más una isla. Pero pronto comprendería lo útiles que son algunos regalos. Como si fuera posible, sentí un escalofrió al recordar por qué estábamos aquí.

Coloqué las maletas en el muelle y giré torpemente a causa de los nervios hacia ella, aunque pareció no percibirlos. Le sonreí y la tomé entre mis brazos.

- ¿No se supone que deberías esperar a que estemos en la puerta? - preguntó, repentinamente sin aliento, mientras bajábamos del bote.

Pero yo no podía esperar a llegar hasta la puerta para tenerla entre mis brazos. Quería tenerla allí ahora y para siempre.

Sonreí.

- No me conformo con eso.

Cogí las maletas con una mano, mientras que con la otra la cargaba contra mi pecho. La llevé así hasta la puerta, pasando por el camino de clara arena rodeada por la espesa vegetación.

El corazón de mi pequeña Bella comenzó a latir fuertemente y su respiración comenzó a ser dificultosa. La miré primero preocupado y luego divertido. Se moría del miedo. Lo más gracioso es que ni siquiera se atrevía a mirarme. Pobre Bella, su cara era del más intenso carmesí. Pero no podía preguntarle en qué pensaba por miedo a que mi voz saliese en un pitido, yo también estaba muy nervioso. Y sus frenéticos latidos no ayudaban mucho la verdad.

Coloqué las maletas en el suelo para poder abrir la puerta. Pero sentía que no podía atravesarla sin que Bella me mirase antes, necesitaba perderme en sus enormes ojos achocolatados para coger fuerzas.

Fuimos por la casa, callados y encendiendo todas las luces a nuestro alrededor. Noté cómo el pulso de Bella se disparaba, bañándome con su deliciosa esencia. Me detuve y encendí la última luz, la de nuestro dormitorio, donde ella y yo culminaríamos nuestro amor.

Si pudiera, mis manos sudarían y mi corazón se desquiciaría galopando frenéticamente. Ahora estaba igual o más nervioso y muerto de miedo que ella. De repente la presencia de la cama se me hizo muy notable.

La puse en pie junto a mí.

- Yo… iré por las maletas – conseguí decir sin que mi voz temblara demasiado.

Salí escopetado hacia las maletas, me paré un momento para coger aire y tranquilizarme. Aunque no necesitase el aire, venía bien para calmar los nervios. Cuando hube recuperado parte de mi compostura volví a ella rápidamente. No quería estar lejos de mi esposa ni por un segundo. Esposa, me encantaba cómo sonaba.

Cuando llegué me encontré con una Bella acalorada. Una gota de sudor recorría su nuca. Quizás el ambiente era demasiado cálido para ella, pero yo la refrescaría. Rápidamente le quité la gota con un dedo.

- Está un poco caluroso aquí – me disculpé. - Pensé… que sería mejor.

- Definitivamente - murmuró por lo bajo y no pude evitar reír nerviosamente ante su nerviosismo.

- Traté de pensar en todo lo que pudiera hacer esto…. más fácil. – admití.

Ella tragó saliva ruidosamente, lo que no me ayudó. Verla así de tentadora y dulcemente nerviosa, me ponía a mí el doble de nervioso. El miedo y la excitación se mezclaban en mí.

¿Cómo se supone qué iba a hacer esto? ¡No tenía ni idea! Por supuesto pregunté mucho del tema a mis hermanos, pero me daba tal vergüenza hablar del tema con ellos que apenas recogí información.

Las manos me temblaban y las intenté esconder de ella.

- Me preguntaba - dije lentamente viendo cómo el sudor volvía a su nuca, - si… primero… tal vez quisieras nadar en la oscuridad conmigo - Tomé una bocanada de aire para poder hablar mejor. - El agua estará caliente. Esta es la clase de playa que te gusta. – Expliqué.

- Suena bien -. Dijo con voz quebrada.

- Estoy seguro que querrás un minuto o dos para ser humana… Fue un largo viaje. – le propuse, pero realmente lo que quería era poder ir yo primero para poder tranquilizarme un poco. Sus nervios me estaban desquiciando por completo.

Asintió temblosamente, como si el movimiento le costase mucho esfuerzo.

Con mis labios acaricié su frágil garganta, bajo su oído. Al sentir el flujo de su sangre golpeando fuertemente reí nerviosamente de nuevo.

- No tardes demasiado, Sra. Cullen. – Me encantaba cómo sonaba.

Bella saltó un poco al oírlo y reprimí una sonrisa. Recorrí su cuello con mis labios hasta la punta de su cuello.
- Te esperaré en el agua. – tuve que obligarme a separarme de ella.

Pasé frente a ella dirigiéndome a la puerta francesa que conducía a la playa. Me desprendí de la camisa por el camino, tirándola por alguna parte de la habitación y salí a la cálida noche.

Me paré un momento pensando qué hacer. ¿La espero fuera o dentro del agua? Mejor dentro del agua…

Me terminé de desnudar, colgando mis prendas en una palmera cerca de la orilla. Lentamente fui introduciéndome en las cristalinas aguas. Observé cómo los peces huían de mí, nadando a toda velocidad en dirección contraria. Las olas golpeaban contra mi piel, relajándome poco a poco. Cuando el agua me llegaba por la cintura me detuve y miré hacia la casa.

Podía escuchar a Bella en el baño, humedeciendo su piel. Podía oír el sonido del agua golpeando en el fregadero, interrumpido a veces por sus manos.

Tras unos minutos oí la ducha. Solo Bella se ducharía antes de meterse en el agua del mar. Sonreí para mí mismo, comenzaba a comprender perfectamente cada detalle de mi esposa y eso me enorgullecía. Nunca antes sentí la necesidad de comprender cada actuar de las personas, sólo necesitaba echar una ojeada en su cabeza para comprenderlo. Pero con Bella era diferente y eso en ocasiones me frustraba.

Las gotas de agua comenzaron a golpear el cuerpo de Bella y me tensé rápidamente. Bella estaba desnuda a pocos pasos, y pronto lo estaría frente a mí. Sentí como una bola se atascaba en mi garganta, tragué fuertemente intentando deshacer el nudo.

Después de unos minutos, el agua dejó de caer. Bella había terminado su ducha. Aun así tardaba en llegar, ¿qué demonios estaba haciendo? Cada minuto que tardaba mis nervios iban en aumento.

Al fin pude escuchar los pasos de Bella acercándose a la playa. Me giré rápidamente y me quedé contemplando la luna, mientras esperaba a que llegase. Quería darle su tiempo.

Apoyé la palma de mis manos en el agua, dejándolas descansar allí. No sabía que otra cosa hacer con ellas.

Oí sus pasos de acercarse al agua, cómo las pequeñas olas rompían en su piel. Estuve tentado de girarme y mirar, pero sabía que ella lo prefería así. Cuando me alcanzó y se quedó a mi lado observando la luna, posó su mano sobre la mía y dijo:

- Hermosa.

- Está bien. – contesté, ahora más calmado.

Volteé lentamente para encontrar su mirada; pequeñas olas se formaron al moverme y chocaron contra su nívea piel. Sus ojos, tan cálidos, tan profundos, me hizo perderme en ellos. Pero no por ello fui incapaz de percatarme de que Bella estaba desnuda, mostrándome sus pechos en ese momento. Repentinamente todo estaba en llamas, el deseo se apoderó de mí. Cogí su mano con la mía, hundiéndolas bajo el agua.

- Pero yo no usaría la palabra hermosa - continué. - No comparándola contigo.

Sonrió dulcemente y levantó su mano libre para colocarla en mi pecho, donde se encontraba mi muerto corazón. Un corazón muerto que ahora vivía por ella. Me estremecí ante su contacto y comencé a respirar con dificultad, a pesar de que no necesitaba respirar.

- Te prometí que lo intentaríamos – susurré muerto de miedo. - Si… si hago algo malo, si te lastimo, debes decírmelo inmediatamente.

Afirmó solemnemente, mirándome con esos ojos suyos que tanto amaba. Se acercó un paso más y recostó su cabeza en mi pecho.

- No tengas miedo - murmuró. - Nos pertenecemos.

Y era cierto, ahora ella me pertenecía tanto como yo a ella, en cuerpo y alma. Y ahora debíamos compartir nuestro cuerpo en un acto de puro amor.

- Para siempre - coincidí, y entonces nos hundimos gentilmente en la profundidad del agua.



Bella: Edward, ¿Como podía ser tan hermoso? Mi pulso aumentó a mil en cuanto pude apenas vislumbrar su cuerpo desnudo desde la oscuridad, pero no me duró mucho. En seguida me lancé a sus labios en un abrazo que le habría roto el cuello a un humano normal. Una de las ventajas de un novio, perdón, esposo vampiros era justo esa. Un excelente besador que jamás se le acaba el aliento.

Su beso fue tan dulce, como la miel que veía en sus ojos. Sus labios se movían con cuidado sobre los míos, y a ratos introducían aire a mis pulmones.



Edward: Bella comenzó a jadear en mi boca. Era gracioso ver las reacciones que un simple beso mío le causaba. Lo malo es que en el agua eso no era muy bueno que digamos. La agarré de la cintura y la cogí en brazos, ella enredó sus frágiles piernas en mi cintura. Despacio, la saqué del agua. Besándola aun en los labios y estrechándola contra mi pecho, con cuidado de no dañarla. El tacto de sus pechos en el mío me producía toda clase de sensaciones, la deseaba desde el primer momento y ahora por fin podría dejarme llevar.



Bella: No sé por qué los versos de "Im yours" empezaron a sonar nebulosos en mi cabeza mientras Edward me sacaba en brazos del agua.

Tener ahí, su cuerpo, en esa isla. Sin vampiros insomnes a nuestro al rededor. Esto definitivamente era la gloria. Estar al fin juntos, solos, amándonos.

No sabía bien a donde me llevaba, pero sinceramente no me importaba. Lo que si no comprendía era que como rayos no chocaba con nada mientras iba besándome. En fin, ese era otro de los misterios que ofrecía Edward.

Cuidadosamente me dejó caer sobre la enorme cama blanca, mientras recorría la línea de mi mandíbula con sus labios gélidos. No tarde en empezar a hiperventilar, mientras mi corazón latía como loco, y a su vez, Edward reía nerviosamente contra la parte de atrás de mi oreja, muy complacido...

...

Edward: Ahí estaba, el loco golpeteo de su corazón. Bella ya hiperventilaba y sólo le estaba besando. ¿Qué le ocurriría si le tocase? Sonriendo y perdiendome en sus preciosos ojos, acaricié su cuerpo lenta y suavemente, con mucho cuidado de no lastimar su fina piel.



Bella: Solté un jadeo frenético apretando los labios. Ese hombre tan frío seguramente me estaba jugando una broma. Y aparente mente así era. Su risita musical lo delató:

- Me alegra que te estés divirtiendo - le solté patéticamente entre jadeos, mientras sus manos seguían descubriendo mi piel.



Edward: Y desde luego que me estaba divirtiendo, viendo cómo cada poro de su piel tomaba vida, erizándose cada bello. Le soplé una ráfaga de mi gélido aliento en el cuello, bajo su oreja, estremeciéndola y le susurré al oído:
- ¿Es que acaso tú no te estás divirtiendo?



Bella: - N...no sé, si divertido sea la palabra – musité.


Edward: Sonreí ante esas palabras, podía ver lo excitada que estaba. Comencé a besar todo su cuerpo, empezando por su cuello, deteniéndome allí unos instante inhalando su embriagador aroma, bajando por su hombro, su clavícula, su pecho... ¡Oh, y cómo gimió cuando llegué a él! mis labios comenzaron a temblar conforme bajaba por su torso... Me detuve en su ombligo y volví a sus labios besándola dulce, pero apasionadamente. Era tan preciosa, tan magnífica, tan cálida, tan suave, tan exquisita...

- Te amo - susurré en sus labios.



Bella: Mi corazón de pronto se volvió como el de un colibrí mientras sus besos bajaban por mi cuerpo, hasta mi ombligo, y luego subía otra vez hasta mis labios. Tenía miedo de que Edward escuchara mis latidos, aunque seguramente lo hacía, y se detuviera por miedo a que me dé un paro. Pero en cambió siguió sonriendo complacido, mientras susurraba en mis labios:

- Te amo.

- También yo señor Cullen - sonreí nerviosamente mientras él soltaba una pequeña carcajada que podría haber pasado por el murmullo de un ave matutina.

Mi cuerpo, todo ese tiempo permaneció estático hasta que mis manos empezaron a descubrir su enorme y bien tornada espalda... apreciando cada musculo con solo la punta de los dedos.



Edward: Me estremecí al notar las manos de Bella en mi espalda, masajeando, acariciando... De pronto sentí como si el aire me faltara, mi respiración se hizo dificultosa y ahora era yo quien jadeaba de placer.



Bella: - ¿Divertido no, señor Cullen?- susurré entre risitas.



Edward: - no sabes cuánto - susurré entre jadeos con una sonrisa amarga.

Ahora me vengaría de ella, se iba a enterar. Sonreír maliciosamente mientras bajaba mis manos por sus muslos y las acercaba a su intimidad, pero sin tocarla. Comencé a acariciar y masajear por ahí mientras Bella se retorcía, reía y gemía levemente, todo a la vez.



Bella: Maldito seas Edward, sus manos heladas rozándome, mientras me devoraba en el más literal de los sentidos.

Pero no era justo, ¿él podía jugar conmigo a su antojo y yo solo debía sucumbir ante sus encantos?

Claro que no. Desenterré mis dedos de su espalda y empecé a bajarlos por su abdomen, trazando cada uno de los músculos hasta su notable erección.

Tomé su miembro entre mis manos y le di un suave apretón mientras el contenía un gruñido desde lo más hondo de su garganta.

Ambos parecíamos unos niños jugando a ver "¿Quién da más?"



Edward: ¡Diablos Bella! Sin duda quería matarme. Sus delicadas y suaves manos se deslizaron hasta mi miembro, dándole un ligero apretón que me hizo estremecer y viajar hasta el mismísimo cielo en unos segundos. Contuve un gruñido y la miré con más deseo que nunca. Se estaba divirtiendo de lo lindo viéndome así. Pero yo no perdería este juego. Suavemente acaricié su intimidad, introduciéndome. Bella dio un grito y agarró con una mano mi cabello, tirando de él. Sonreí victorioso y volví a besarla, con cuidado, siempre con cuidado de no dañarla.
Estaba haciendo un enorme esfuerzo por no estrujarla ahí mismo entre mis brazos...



Bella: - ¡Edward!!!!! – grité y mis manos apretaron su miembro con demasiada fuerza.



Edward: Bella grito despertando el monstruo dormido en mi interior. Me puse frenético con sus gritos, quería más de ellos. Mi pequeña y delicada esposa agarró mi miembro queriéndolo destrozar por lo visto. Suerte que tuviera la piel dura como el acero...

- ¿Es que acaso quieres dejarme inútil para este momento? - pregunté divertido.

Retiré mis dedos de su interior y me los llevé a la boca, saboreando ese dulce manjar digno de dioses.

En el instante me arrepentí de aquello... la garganta comenzó a flamear, mi autocontrol se venía a pique... agarré fuertemente las caderas de Bella y comencé a penetrarla queriendo desviar mi atención de su olor y sabor.



Bella: Hay dios mío, Edward era tan bueno en esto. Sus embestidas eran tan fuertes, tan profundas. Me sentí morir en cuanto sentí el frío en mi interior, delicioso y placentero.

- ¡Oh...Edward!!!!!! - grité. Sus manos se convirtieron en presas en mis brazos mientras nos fundíamos en uno.

Mi mente se llenó de imágenes difusas que se convertían en vapor a medida que Edward entraba en mi cuerpo con tanta pasión, que me costaba creer que fuera cierto. Edward se había estado guardando todo esto.

En cuanto pude abrir los ojos, no había notado que los tenía fuertemente cerrados, ahí estaba mi flamante esposo vampiro, muerto de deseo. Mientras jadeaba desesperado, en sus ojos flameaba el más profundo deseo, y la sed de mí... Acercó su boca a la mía, mordiendo mi labio, lamiendo la línea de mi mandíbula hasta mi cuello.


Edward: Estaba desquiciado, no sabía bien lo que hacía. Me decía una y otra vez que me calmase, por el bien de Bella. De vez en cuando lo conseguía, pero ella gemía y yo me volvía a desmoronar. Bella gritaba una y otra vez que la abrazase con más fuerza. Comenzó enredar sus piernas con las mías intentando fundir su cuerpo con el mío, le di lo que quería, siempre lo haría. La abracé con fuerza sintiendo su cuerpo arder. A medida que sus gritos se acentuaban y su respiración se aceleraba, yo iba poniéndome más frenético, la besaba con más desesperación, mordiendo sus jugosos y dulces labios. No sé en qué momento fue que comenzó a sangrar por su intimidad...

Eso fue la gota que colmó el vaso. Mi sed quemaba en mi garganta como mil llamas. Alcancé las almohadas y las desgarré reprimiendo mis instintos. Gracias a dios que no fue el cuello de mi Bella.

Bella dejó caer la cabeza en la cama exhausta, ¿no se había percatado de nada? Me tumbé a su lado observando cómo recuperaba la respiración y se quedaba dormida recostada en mi pecho.

Los labios de Bella estaban hinchados y ensangrentados. El miserable monstruo que era le había hecho eso. Todo su cuerpo fue tornándose en un purpura que hacía que me odiase. ¿Cómo pude haberle hecho eso a mi Bella, mi único amor? ¿Por qué tenía que ser endemoniadamente duro? Anhelaba ahora más que nunca la suavidad de un humano... Me juré a mi mismo no volver a tocarla mientras siguiese siendo humana, por su bien.

Pero lo que nunca podré negar, es que fue la mejor experiencia de mi vida, o mejor dicho existencia. Nunca había disfrutado tanto como en ese momento...

miércoles, 6 de enero de 2010

Mis Regalitos de Navidad!!






ahhhhhh!!!! me regalaron a Edward por navidad! JA! chupaos esa Team Edward! Ahora está bajo MI custodia... Muahahaha le haré cosas perversas!!

jajajaja no me envidies chicas! xD

Bueno a parte del magnifico Edward Cullen, me regalaron la saga completa (POR FIN) y los diarios de la saga con frases de los libros! NIAA!! y por supuesto la pelicula edicion especial con el libro! estoy re contentaaaaaaaaaaaaaaaa

lunes, 4 de enero de 2010

Seduciendo Al Enemigo ~ Capitulo 4

Woo!!!!! que largo se hizo el capi!!
jejeje ok, quería agradecer a María por ser tan buena al leer y ser tan fiel. Te querémos muchisimo Mar!!!!Este va dedicado para ti y por desgracia tuve que sensurar la proxima parte pero era un comunicado a las chikas que nos sacan de quisio a mi y a Sara con su hipocresía, jejej (¬¬)
Ok ya fue, creo que Sara va a matarme si lee esto. JAJJAJA me gustan las emociones fuertes.
Ok, ya me voy.
Disfruten del capi chikas!!!
Y ah!!! por cierto, gracias katy!!!! sin tu ayuda no habría podido aprender a cerrar mi bocota!!!
jejejej, gracias por señalarme mi error
un besote!!!
Bye Bye



3 días después:

Empecé a sentirme más ligero. Como si nada en el mundo me importara aparte de la clase de Geografía.
La profesora Mallory ya no era la profesora Mallory. Ahora me permitía llamarla Lauren, pero cuando nadie nos escuchara. Y ella me llamaba Seth todo el tiempo.
Era su alumno predilecto a la hora de pedir ayuda para traer muchos libros, o buscar tizas, o mapas.
Una vez estaba en el estacionamiento esperando a que Jacob terminara su sexcapada con Nessie en las regaderas, para ir a la Push cuando Lauren paso junto a mi distraída buscando algo en su bolso. Las llaves se le cayeron al piso y tubo que agacharse.
Tuve que apretar los labios para no gritar lo mucho que me atraía. Ella se dio la vuelta mirándome con gesto malévolo y me dijo:
- Disfrutando de la vista srto Cleawater- tragué en seco
- Seth- le corregí titubeante- y...si, a decir verdad, es una vista preciosa...
...Y por ese motivo cuando entre en clase de Geografía iba mas que animado. Si Lauren había notado como le miraba el trasero y no se había enojado con migo, definitivamente ella sentía algo por mi.
Como ya era costumbre para mí, me senté en la mesa más próxima a la de ella junto a Mandy. Ella aun no había entablado amistad con nadie más q yo y Nessie, incluso se negaba a hablar mas de dos palabras con los chicos... Lauren me lanzó una mirada que juraría era de picardía, pero debieron ser mis hormonas las que me habían engañado. Lauren me detestaba... aunque antes en el aparcamiento... sacudí mi cabeza despejándola, Lauren estaba hablando y yo SIEMPRE atendía a sus palabras.
No sé como ocurrió realmente, no era mi intención aunque…Wow estuvo genial... El casi es que se le escurrió la tiza de los dedos mientas estaba junto a mí explicando a la clase el tema... raídamente me agaché a recogerla para devolvérsela al tiempo que ella también se agachaba. Casi, casi... nos damos un coscorrón con las cabezas, divertidos ambos alzamos la cabeza para reírnos del casi tonto accidente con la mala fortuna de rozaros los labios....
Me frunció el seño, como si me estuviera reprochando el mal comportamiento:
- No es mi culpa que estés amenazando mis hormonas- le susurré mientras se incorporaba y me fulminaba con la mirada- Lo siento, me calló.
- Si, mejor- ella se dio la vuelta rápidamente y empezó a escribir las preguntas para un trabajo practico que debíamos entregar dentro de un semana.
Mandy me paso un papel. No era su costumbre mandarme papelitos entre clases, pero la veía muchos mas libre cuando me escribía que cuando tenía que decir algo. Iba a tener que sacarle provecho a ese detalle.
<< ¿Te gusta la profesora, Seth?>>
Dios, ¿tan obvio era? pero no podía decir nada de esto a un simple humano, no lo comprendería. Así que cogí el papel y le puse una de las más grandes mentiras:
<< No, ¿que dices? Casi me muero del asco cuando nos hemos rozados los labios. Urghhh>>
Miré a Lauren que se encontraba aun de espaldas, pero con la cabeza ligeramente girada hacia mí. ¿Estaba ruborizada? pestañeé un par de veces y volví a mirar. Sí, lo estaba. Sonreí internamente
<< ¿En serio? >> No pude evitar poner una sonrisa de idiota al tenderle la nota pero al verle su ceño fruncido se la volví a quitar y añadí: << que asco ¿no?>>
<> No era raro, Mandy siempre esperaba a que la sala quedase bacía para que los chicos no la empujaran, aun que sabía que nadie lo haría por que yo y mis amigos les dábamos miedo.
Del mismo modo que los chicos de la escuela dejaron de insinuársele a Nessie desde que Jacob y todos nosotros nos cambiamos aquí.
Ella me quito el papel de las manos, borró lo que había escrito y luego agrego <>
Me reprendí a mi mismo por ser tan obvió. Tendría que cambiar mi cara de "Si pudiera te vertería miel por le cuerpo y le limpiaría con la lengua" por una expresión un poco mas común
Para mi alivio no tuve que responderle a aquello, realmente no sabía que responder, pues la sirena sonó y rápidamente recogí mis cosas para salir. Pero Lauren me llamó.
- Seth, puedes venir por favor- me llamo desde su escritorio. Vacile en el umbral de la puerta y me adentre en el salón mientras los chicos se iban y Mandy me dedicaba una mirada de preocupación.
- No te preocupes por mí, nos vemos mas tarde- le asegure. Ella asintió y se fue cerrando la puerta tras ella. Me di la vuelta para encarar a Lauren que se sentó en su escritorio con las piernas cruzadas, y arrojo los brazos hacia atrás para sostener su cuerpo- ¿Que pasa ahora Lauren? No hice nada malo hasta donde se
Ella se mordió el labio, tensándome en el sitio. Ese gesto me excitaba demasiado.
- No, no has hecho nada malo, solo me has besado. - dijo alzando una ceja y mirándome con enojo.
- ¡Yo! Se equivoca Lauren, yo no la bese- ella se ruborizó, inmediatamente se bajo de escritorio y se paro junto a mi. Solo tenía que acercarme un poquito para besarla. Pero ella acercó su rostro hasta mi oído.
- Es una pena, me habría gustado que fuera así. - ronroneó dejándome estupefacto.
No sabía bien que hacer. Tenía su cuerpo muy cerca del mio. Ella apartó su rostro del mio hasta que quedamos a la misma altura.
No quise ser grosero, pero ella me estaba provocando.
- Lauren no llames al lobo si no vas a dejarlo jugar contigo- susurré tratando de sonar sexy
Y entonces hizo algo que me congeló, llevándome al cielo. Me besó. Instintivamente le correspondí sin párame si quiera a pensar si era algún truco, una trampa o qué, mi cuerpo solo era capaz de responder a aquel beso suyo. Sabía tan bien, tan dulce y suave...
Se me ocurrió tentar mi suerte. La sujete de las caderas e hice que quedara contra el escritorio. Para que sintiera mi cuerpo aplastarse contra el suyo.
Ella abrió su boca invitándome a robarme su lengua, y me sentí morir cuando sus manos se afianzaron con más fuerza en mi pelo, atrayendo mi cara aun más cerca de la suya, si es que eso era posible. Entonces ella cruzó las piernas por detrás de mi espalda, arrimándome aun más cerca de su cuerpo de fantasía.
Mi pobre cuerpo, sometido por sus encantos, respondió al beso con una maldita erección que no pude controlar. Ella sonrió contra mi boca, pero rápidamente volví a besarla y a apretarla aun más contra mi.
Si no podía poseerla al menos me limitaría a poder ceñirme lo mas cerca que me fuera posible.
- Eres tan hermosa Lauren- susurré sobre sus labios
- Lo sé. - rió Lauren mordiéndome el lóbulo de mi oreja. ¡Dios esta mujer me volvía loco! en ese momento pegaron a la puerta. Rápidamente me separé de ella y nos pusimos de pie, arreglándonos la ropa.
- ¿Quien es?- pregunto mientras se sentaba tras el escritorio fingiendo que solo estaba hablando con otro estudiante. Y realmente lo hacía muy bien. Yo tome mis cosas y disimulada mente me acomode el pantalón para disimular el bulto en mis pantalones.
- Soy yo Lauren, tengo las evaluaciones de los alumnos. ¿Te apetece reírte un rato?- pregunto el profesor de literatura., que ingreso sin pedir permiso. Me observó a mi y a ella, paseándose de hito en hito hasta que, de manera arrogante asumió que yo no suponía gran amenaza para el. Toda la escuela sabía que el estaba tras ella. Era un hombre pequeño, calvo, con la espalda encorvada, usaba anteojos y si Alice viera como bestia le daría un infarto del horror.
- ¿Interrumpo algo?
- No Jerry, pero de echo el señor Cleawater y yo, ya nos estábamos retirando- el hombre observo a Lauren desilusionado mientras se colocaba el abrigo y nos hacía señas para que saliéramos del salón mientras ella cerraba el curso con llave- Bien, ya me voy. Nos vemos Jerry. Otro día con gusto te acompaño a ver las evaluaciones de los alumnos.
El tipo este se fue refunfuñando, y cuando se perdió de vista acaricie la mano de Lauren y le sonreí.
- ¿Así que el señor Cleawater se tiene que ir? Y ¿A donde si se puede saber profesora Mallory?
- El señor Cleawater a su casa, y la profesora a la suya. Tengo cosas que hacer- me soltó secamente mientras se marchaba
Me quede allí parado mirando atónito, ¿me había corrido como a un perro pulgoso?
Ni hablar, no la dejaría irse sin más. Corrí hacia ella y la detuve por el brazo.
- ¿Qué crees que estas haciendo Lauren? - le pregunté indignado.
- Irme a casa, ¿que piensas? Nos hemos divertido pero ya esta. - Dijo soltándose y sacudiendo su larga y bella melena con aire de orgullo.
- No.
- Como dices? - pregunto volviendo intimidatoriamente.
- Que no te vas a ir. - le aseguré agarrándola por los hombro y empujándola a la clase más cercana cerrando tras mi la puerta. La arrinconé contra la pared y le planté un beso en los labios.
- ¡Suéltame!- murmuró contra mis labios. Me separé un poco para ver que sus ojos me decían lo contrario, entonces su vos se calmó- Llamaré a la policía
- ¿Enserio?- inquirí desafiante
Ella me miró dubitativa.
- Vamos Lauren, no voy a decir nada de esto si es lo que temes. - Le susurré al oído acariciándole el hombro con un dedo y escurriéndole la tira de la camisa por el brazo. Luego le besé el hombro y la mire a los ojos. Ella no dijo nada más, solo me agarró de la cara y la atrajo a la suya para besarme desesperadamente. Con un gruñido la levante, enroscando sus piernas en mi cintura y la tumbé sobre las mesas. La verdad estaba siendo demasiado imprudente, podrían entrar en cualquier momento y pillarnos y ese sería nuestro fin. Así que siendo por primera vez prudente me retiré de ella.
- Creo q la limpiadora apsara por aquí en cuestión de minutos para limpiar el aula...
- Cuando eres sensato pierdes tu encanto- musito mientras le incorporaba para cerrar con seguro la puerta- una de las ventajas de esta escuela mugrosa es que la gente se va temprano para dejar que los limpiadores nocturnos se encarguen de esto- entonces me tiró encima del escritorio y se sentó a horcajadas sobre mi. Curvó los labios en una sonrisa maliciosa en cuanto sintió mi erección presionarla - Mmm, se siente bien.
- Dentro de poco lo sentirás aun mejor- ella sonrió maliciosamente, se recostó sobre mi y empezamos a besarnos otra vez. Solo que ahora me tome unas cuantas libertades con ella. Como por ejemplo meter mis manos por debajo de su blusa y acariciar sus pechos por encima del sostén. Se me izo agua la boca, y me cuerpo ardió en llamas cuando ella gimió de placer, mientras con una mano envolvía la mía para que la apretara mas fuerte, y la otra la deslizaba dentro de mi pantalón, acariciando mi miembro por encima del bóxer.
No pude evitar soltar un gruñido de mi garganta al sentir sus suaves manos acariciarlo. Concentrándome en no rasgarla, le quite la blusa dejándome una genial visión de sus pechos atrapados en ese estorboso sostén de encaje negro. Ella hizo lo suyo con mi camisa entre risas y quedó muda al ver mi torso. Je, estaba claro q no se esperaba que estuviera tan tonificado. "Es lo que tiene ser lobo preciosa”, pensé para mi mismo.
- Guau- exclamo sorprendía, pasando sus manos por mi pecho. Ambas.
Sonreí muy pagado de mi mismo.
- ¡Estas que ardes!
- Gracias, tu también- pero su expresión no era la misma, estaba así como preocupada.
- Ósea, que estas ardiendo. Parece que tienes fiebre- sonreí tratando de disimular, aun no era tiempo de explicarle mi secreto. Y se me ocurrió un chiste para bajar la tensión.
- Es que cierta mujer me esta subiendo la temperatura con sus caricias.
Volví a besarla procurando acallar toda queja que pudiera salir de ellos, y entonces le deshice el sostén y me maraville ante sus perfectos pechos. Sus pezones estaban sonrosados y muy duros. No necesite otra cosa que me indicara que moría por mis caricias.
Los degusté con una devoción casi religiosa.
Pasé mi lengua por uno de ellos y luego lo mordí.
- Hay si- gemía ella, lo que me ponía aun mas frenético de lo que ya estaba.
Comencé a subir mis labios hasta su cuello dejando un camino de mordidas suaves que le hacían reír y gemir al mismo tiempo. Ella comenzó a desabrochar con manos nerviosas mi pantalón a lo que yo respondí con un gruñido y una sonrisa picara deslizando mis manos hasta su minifalda para quitársela por la cabeza, ya que estando sentada a horcajadas era difícil pasársela por las piernas. Nos reímos mucho cuando la falda se atascó en los hombros y yo tiraba de ella sin éxito hasta que al fin se deslizó dejando a Lauren solo con unas finas bragas negras. Ella hizo un sensual puchero y acercó su cara hasta mi oído para susurrar:
- creo que aquí sobra una prenda. - tiró de mis pantalones hasta se deslizó. Con los pies me quité las deportivas y me libre del pantalón.
La agarré de la cintura y la empuje de espaldas contra el escritorio para poder ponerme sobre ella. Se la veía preciosa con el pelo extendido por la superficie del escritorio y su pecho subiendo y bajando rápidamente por la excitación.
Ya la tenía a mi merced, solo tenía que quitarle las bragas y podría hacerla mía...pero...No sabía muy bien como hacerlo. Ósea, si que lo sabía. Había visto la peli porno en la cabeza de Jake más de una vez.
Pero yo no era como ellos, no era un ninfomano sexopata. Yo era un patético niño tratando de darle placer a una mujer sombrosa.
Deje que mis labios llegarán solos hasta su oído y le susurré con vos temblorosa.
- Si te lastimo, por favor, por favor golpéame. No podría soportar la idea de hacerte daño.
- Tu puedes hacerlo Seth, confió en ti pequeño- soltó entre suspiros.
Mas nervioso que confiado, sujete las diminutas bragas y las deslicé por sus cremosas piernas pálidas. Se las separé solo un poco para quedar entre sus piernas. Su calor me llamaba, su humedad me estaba volviendo loco por el deseo.
Solo deje que mi cadera fuera hacia su entrada y entonces...juro que sentí las puertas del cielo abrirse para mí:
- Mmm, que bien se siente- gimió contra mi cuello. Ella me sujeto del trasero (cosa que me divirtió bastante) y me obligo a entrar en su cuerpo con más rapidez. Haciendo que mí miembro entraba y saliera de ella, cada vez más rápido.
Mis brazos se hicieron gelatina, los había expandido a cada lado de su cuerpo para que dejar caer mi peso sobre su cuerpo. Pero entonces, mi resistencia se quebrantó, y ahora solo me sostenían con los codos apoyados, y roge que eso fuera suficiente
Nuestros cuerpos estaban totalmente pegados, notando el pecho de Lauren en el mio, bajando y subiendo frenéticamente. Su boca estaba a la altura de mi oído, haciéndome estremecer con sus suspiros y gemidos. Ella enrolló sus largas piernas al rededor de mi cintura y comenzó a moverse para obtener mas placer, llevándome al cielo con aquel movimiento de caderas. Lauren comenzó a respirar dificultosamente y se quedó quieta. Asustado la mire.
- ¿Ocurre algo?
- Es... solo que... esta tan caliente... que quemas de verdad. Y no te ofendas... pero pesas.- dijo entre jadeos.
No me había dado cuenta que deje caer todo mi peso sobre ella. Rápidamente la volteé para colocarla encima mio, así no la aplastaría y no se abrasaría con mi calor.
- Mejor. - suspiró.
Trate con todas mis fuerzas de sonreír, pero solo pude poner una expresión de placer en cuanto ella comenzó a moverse, alrededor de mi miembro, que la llenaba por completo.
Pero había algo que no entendía. ¿Por que todo se sentía tan apretado? Lauren estaba apretando mi miembro y todo cada vez se ponía mas húmedo y apretado.
Entonces, cuando reprimió un grito de placer comprendí que ella estaba teniendo un orgasmo.
Recordé lo que Jacob hacía cuando Nessie tenía uno. Empecé a arremeterla mas fuerte, a sabiendas de que me correría en cualquier momento, y cuando eso pasó, Lauren tuvo que taparme la boca para que no gritara del placer que estaba experimentando.
Ella se bajó de mí, y se sentó en la silla del escritorio mientras yo seguía tirado sobre este.
- Guau- solté asombrado con la mirada en el pecho- esto es...Ósea...fue como... ¿Que fue?- Lauren se inclino en la silla para besarme y susurró felizmente:
- ¿Primerizo eh? Pues felicidades, acabas de tener tu primer orgasmo- sonrió y empezó a buscar su ropa y la mía.
Me vistió con cuidado, y luego me permitió que yo la vistiera. Aun que lo hice con mucha tristeza.
Pero ella noto mi mirada y me tranquilizo diciendo:
- Tranquilo mi niño, tienes todo el tiempo del mundo para continuar perfeccionándote. Te prometo que esta no será la última vez...

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Ok, luego de muchas idas y vueltas pude publicar
jaja
un besote
We love you!!!